Monday, August 05, 2013

La educación criminal


Un libro como El preceptor, Michael Hagner (Bochum, 1960), destaca –al menos en nuestra "república de las letras"– hoy, cuando pasa por ensayo la columna de opinión, el texto ingenioso o incluso la "crítica literaria" que hace poco más que acusar recibo de novedades editoriales. Celebremos: es un estudio académico (lo que no es sinónimo de hermético o árido). Es decir: se fundamenta en una investigación y no sólo en ideas al vuelo. La primera parte del libro, "Muere un niño", relata con la contención de una novela policial los eventos que condujeron al día de la muerte de Heinz Koch (9 de marzo de 1903), quien, junto con su hermano Joachim, estuvo al "cuidado" del pedagogo Andreas Dippold. El día anterior el profesor había castigado con severidad a los muchachos, como ya era costumbre, bajo la sospecha de «autosatisfacción nocturna». Cuando al día siguiente el joven afirmó estar exhausto, el preceptor decidió que mentía. El capítulo cierra de modo perturbador: «Pasado el mediodía, cuando Joachim lo alertó respecto de la respiración irregular de su hermano, Dippold advirtió que efectivamente, la respiración era entrecortada y el rostro de Heinz estaba totalmente pálido. Recién entonces llamó a un médico cuya única tarea fue constatar la muerte del niño».

Hasta aquí, el ensayo parece hablar sobre las secuelas de la educación opresiva (Joachim, el hermano sobreviviente, habría de unirse posteriormente al partido nazi). Pero Hagner dedica la mayor parte de sus energías a estudiar el juicio contra Dippold en la opinión pública (que señaló también a los padres de los Koch y, por extensión, a la burguesía financiera –que, como hoy, se creía irreprochable–, así como a cierto humanismo). También dedica un extenso análisis al papel de los medios y lo que constituye un escándalo. Hagner ha vuelto a subrayar algo: se comete un crimen para que más tarde se cometan más en la prensa. Así, se mantiene en la estela de críticos de la época como Hugo Friedländer, Maximilian Harden y Karl Kraus (quien, desde Die Fackel, trató en extenso el caso y su repercusión en los medios impresos). Hagner también muestra cómo la corrupción de la opinión pública terminó por influir en la literatura y en ciencias que se presumían objetivas, como la pedagogía o la sexología (el caso habría de gestar, sin fundamento, el término "dipoldismo").

Emulando a ratos la estructura de una novela decimonónica, Hagner da vida en este ensayo, traducido por Nicolás Gelormini, a un caso paradimático de la "pedagogía negra", que hoy sigue tan viva como entonces.

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Esta reseña de la investigación de Michael Hagner, El preceptor, editada en Buenos Aires por Mardulce, se publicó originalmente en La Tempestad 89, marzo-abril 2013.

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