Wednesday, January 15, 2014

Tiempos de dificultad verbal



Primero, el disparate: una ciudad es habitada por entes gelatinosos (son burócratas), pero también por humanos (comen insectos); el cielo es cruzado a veces por dos soles, incluso por siete lunas (son artificiales); a un río pastoso –el único que queda en la Tierra– lo recorre un barco de dimensiones desconocidas. Existen también aves mecánicas: son caras. Guerras falsas: nos resultan familiares. Y los personajes se comunican entre sí principalmente a través de memorandos y llamadas telefónicas. Como la mirada que se acostumbra a una habitación oscura, pronto dejamos las particularidades del mundo creado por David Ohle (Nuevas Orleans, 1941) para descubrir que Motorman (1972), su primera novela, a pesar de situarse en un "tiempo de dificultad verbal", es más o menos convencional. Estamos ante una sátira política (el fantasma de Vietnam...), una narración animada por un tópico literario: la pérdida.

La trama gira en torno a Moldenke, quien es una especie de funcionario, un pseudocientífico y un veterano de una falsa guerra. Ohle, podría pensarse, cede de esa forma ante la exigencia del lector acostumbrado a seguir las desventuras de un personaje. Aún así, el disparate vuelve pronto para desestabilizar la lectura: los problemas de Moldenke están generalmente relacionados con su salud (tiene más de un corazón; se detienen alternadamente, como motores de una aeronave). En la falsa guerra, además, entregó a su patria (los EEUU) una fractura menor (el proceso es completamente burocrático, una de las escenas más logradas de la novela) y, al descubrir que eso no impresionó a sus superiores, también ofreció algunos de sus sentimientos. Hasta ahí, insisto, se encuentran las concesiones: la mayor parte del tiempo el lector se ve obligado a deducir la trama a partir de retazos, fragmentos de conversaciones, memorandos, hipnóticos reportes metereológicos (se comprende que Moldenke deja su departamento para encontrar a su amigo, el Doctor Burnheart –una figura que a ratos evoca al Mago de Oz– que vive en las marismas, fuera de la ciudad; pero, claro, se le persigue: el omnisciente Bunce –una alegoría del poder estatal– lo monitorea).

Motorman es testimonio de una época en la que aún se escribía ciencia ficción imaginativamente, con un brío utópico, contestatario (¿tal vez ingenuo?). Tendría que verse cómo ha evolucionado la imaginación de Ohle: esta novela es la primera parte de una especie de trilogía (ocurre en el mismo universo –un recurso que evoca el Yoknapatawpha faulkneriano– pero no necesariamente el mismo tiempo), a la que siguen The Age of Sinatra (2004) y The Pisstown Chaos (2008).

Esta reseña de Motorman apareció en La Tempestad 93, noviembre-diciembre de 2013.

Tuesday, January 07, 2014

Evita estas preguntas tontas si quieres llevar una relación sana con tu novia feminista

¿Me veo gordo con este vestido? ¿No te parece que me verán mal si lo llevo a la fiesta?

Estas son preguntas tontas pues en el caso de que tu novia te haya permitido travestirte o que haya aceptado que eres un travestido, quizá sea demasiado pedir que encima te ofrezca apoyo moral a propósito de tus decisiones, especialmente cuando ya has resuelto tomarlas; o no lo sé, quizá tu novia sea muy comprensiva, tolerante y demás (aunque, ah, recuerda lo que señaló San Agustín: nadie ama lo que tolera). Ahora bien: tu novia es una feminista y probablemente sea una feminista inteligente y letrada, lo cual significa que tiene estudios en cuestiones de género y sí es particularmente tolerante (en el sentido liberal y conocido); en ese caso, temo decirte, la pregunta sigue siendo tonta pues está más o menos dado por sentado que una novia así aceptará prácticamente cualquier cosa que hagas -en la medida que sea auténtica y ética, se entiende; como usar un vestido, independientemente de como se te vea- y quizá sea redundante plantearle aún ese tipo de preguntas. Estas también son preguntas tontas en caso de que no seas un travestido y hayas decidido plantearlas (es decir, si las has lanzado a pesar de no estar usando un vestido y en caso de la inexistencia de la fiesta) pues a pesar de tu tono y tu semblante serios, a pesar de que no hayas depositado inflexiones venenosas en tu forma de realizarlas, las preguntas sonarán sospechosas: los disparates siempre lo son, al menos en la vida real, y muy probablemente tu novia creerá que te estás burlando de ella o de la pregunta común planteada por las novias, o ciertas novias, o ciertas mujeres (a saber, ¿se me ve bien este vestido?, y similares), y por extensión, vuelvo, de ella; o quizá no de ella específicamente pero sí del género femenino. Por más que insistas en que no te estás burlando y que sólo estás bromeando; por más que insistas en que no es una crítica velada o astuta o cualquier cosa, la sospecha habrá sido sembrada y no podrás hacer nada al respecto. Ni siquiera tu novia podrá hacer algo al respecto pues las sospechas poco tienen que ver con la razón y están más vinculadas con sentimientos y experiencias particulares vividas pero no racionalizadas. Creo que no estoy siendo muy claro pero permítanme ser claro: estas son preguntas tontas. No las hagan.

¿Hay problema si dejo al gato en el refrigerador?

Anécdota curiosa: hace unos meses estaba en visita del departamento de mi novia. Hacía calor y abrí el refrigerador para tomar un jugo. De pronto, el gato de mi novia se metió rápidamente al aparato. Asumí que lo hacía para refrescarse, o por curiosidad (ya se sabe, los gatos...) y por alguna razón dije en voz alta: "¿Hay problema si dejo al gato en el refrigerador?" Mi novia todavía se tomó la molestia de contestarme (es una persona paciente, debo decir), a pesar de que apenas terminé de hacer la pregunta sabía que había planteado una idiotez. Así que ahí tienen, perlas de sabiduría.

¿A qué estamos?

Búscalo en un calendario, no seas huevón. En las carnicerías regalan uno a principio de año. Estás muy a tiempo.

¿Crees que le caí bien a tus amigas?

En realidad esta no es una pregunta tonta pero creo que el género del listicle, que en nuestra era vive su mejor momento, me exige preguntas-paja para poder redondear el número de "elementos" que conforman la lista del artículo; he notado que ocasionalmente esto significa introducir cuestiones que son más o menos evidentes para poder volver a hacerlas explícitas. Y obviamente esta no es una pregunta tonta a menos que nos encontremos en un contexto específico en el cual lo sería (por ejemplo, cuando haya sido evidente que les caíste bien o cuando haya sido evidente que las amigas de tu novia son insufribles y ni siquiera ella las aguanta, y de hecho te lo ha dicho, en cuyo caso tu pregunta sonaría un poco como si a ti te cayeron bien, lo cual impediría una relación sana). Ah, cuánto daño nos ha hecho Buzzfeed y Pijamasurf y el Huffignton y el Internet idiota.

¿En serio eres feminista? Quiero decir, he notado que lees teoría y que es un tema exigente y que debe estudiarse, ¿pero no crees que es un poco tendencioso? Y claro, es tendencioso, debe serlo, uno debe tomar una postura ante lo injusto, ante los sistemas opresivos, ¿pero crees que es algo que yo pueda comprender? Quiero decir: no soy mujer. Eso está claro. Soy un hombre y creo que siempre habrá una brecha infranqueable entre los géneros (¿o los sexos, qué es lo apropiado?) En todo caso, y por favor no me malinterpretes, sabes muy bien cómo pienso y quién soy, y que te quiero, ¿no es así? Y por favor tampoco creas que estoy haciendo menos los esfuerzos revolucionarios de la teoría feminista a la que dedicas tus energías día a día, ¿pero no te parece que en ocasiones el argumento justo y preciso y racional es insuficiente? ¿Crees que vale la pena argumentar? Me temo que persuadir a otro de tener la razón no es suficiente para que otro (el hombre machista, por ejemplo) cambie de opinión o comportamiento, ¿no crees? ¿Amor? ¿No es inútil, pequeñita? ¿No es el intelecto sino una pasión inútil? ¿Querida? ¿No es la ideología astuta como una serpiente?

Estas son preguntas tontas porque aunque el argumento o el intelecto sean insuficientes, no lo es la responsabilidad.