Ignoremos la taquilla, el esfuerzo por la compañía Disney para sacarle más dinero a sus viejas propiedades o el triste espectáculo generado por computadora –derivado, se ha dicho ya incontables veces, de Avatar– al que nos somete Maleficient (2014, Robert Stromberg). En cambio, atendamos esto: parece un filme hecho a la medida para un mundo nuevo, donde ya no se necesitan hombres.
Así, en lugar de una fábula, tenemos una especie de filme revisionista con perspectiva feminista donde la bella durmiente no duerme (la mayor parte del filme, en cambio, es el bello príncipe quien soporta el sueño de los justos) y el auténtico villano es el Rey, pero no por someter a sus súbditos –eso se espera de la realeza– sino por desatender a su esposa (quien sólo aparece en pantalla durante una escena). El Rey, en esta versión, es un cobarde que usa cualquier pretexto para emprender la guerra. Su imaginación limitada sólo le permite proteger a su hija encerrándola o alejándola.
No importa: una figura femenina y poderosa (interpretada por Angelina Jolie) está ahí para protegerla. Hay un punto de quiebre traumático en esta versión: el beso que despertará a la Bella Durmiente del encanto no lo otorga el príncipe (resulta poco efectivo y su amor no es verdadero). Entonces se nos obliga a ver que el auténtico amor sólo existe entre una madre y su hija (en este nuevo mundo de Disney, se nos hace olvidar que, como cuenta San Agustín en La ciudad de Dios, hubo madres que, ante el hambre y la desesperación, se alimentaron, como Cronos, de sus retoños).
En este nuevo universo, el hombre verdadero, el compañero ideal, no es un hombre auténtico, sino un cuervo condenado a adoptar todas las formas que le exija la poderosa mujer: un hombre con opiniones, claro, pero también un eficiente caballo, un fiel lobo o un peligroso dragón, todos mudos.
Pero el filme no es, en última instancia, feminista. Y el mundo que propone, tampoco es nuevo. La bella no duerme aquí porque no es auténticamente bella (en el original, la bella duerme porque representa a lo joven que, al despertar, cobra conciencia del futuro que representa). Como la Ripley de Aliens (1986, James Cameron) la heroína de este filme no sólo debe ser una madre postiza sino portar un emblema fálico. Si Ripley debía cuidar a Newt y manipular rifles y lanzallamas, Maléfica debe portar báculo y cuernos. Nada, así, cambia: se ha derribado a un rey para obtener una nueva reina de un viejo mundo que permanece dormido.
Así, en lugar de una fábula, tenemos una especie de filme revisionista con perspectiva feminista donde la bella durmiente no duerme (la mayor parte del filme, en cambio, es el bello príncipe quien soporta el sueño de los justos) y el auténtico villano es el Rey, pero no por someter a sus súbditos –eso se espera de la realeza– sino por desatender a su esposa (quien sólo aparece en pantalla durante una escena). El Rey, en esta versión, es un cobarde que usa cualquier pretexto para emprender la guerra. Su imaginación limitada sólo le permite proteger a su hija encerrándola o alejándola.
No importa: una figura femenina y poderosa (interpretada por Angelina Jolie) está ahí para protegerla. Hay un punto de quiebre traumático en esta versión: el beso que despertará a la Bella Durmiente del encanto no lo otorga el príncipe (resulta poco efectivo y su amor no es verdadero). Entonces se nos obliga a ver que el auténtico amor sólo existe entre una madre y su hija (en este nuevo mundo de Disney, se nos hace olvidar que, como cuenta San Agustín en La ciudad de Dios, hubo madres que, ante el hambre y la desesperación, se alimentaron, como Cronos, de sus retoños).
En este nuevo universo, el hombre verdadero, el compañero ideal, no es un hombre auténtico, sino un cuervo condenado a adoptar todas las formas que le exija la poderosa mujer: un hombre con opiniones, claro, pero también un eficiente caballo, un fiel lobo o un peligroso dragón, todos mudos.
Pero el filme no es, en última instancia, feminista. Y el mundo que propone, tampoco es nuevo. La bella no duerme aquí porque no es auténticamente bella (en el original, la bella duerme porque representa a lo joven que, al despertar, cobra conciencia del futuro que representa). Como la Ripley de Aliens (1986, James Cameron) la heroína de este filme no sólo debe ser una madre postiza sino portar un emblema fálico. Si Ripley debía cuidar a Newt y manipular rifles y lanzallamas, Maléfica debe portar báculo y cuernos. Nada, así, cambia: se ha derribado a un rey para obtener una nueva reina de un viejo mundo que permanece dormido.
1 comment:
Memito, es muy bueno tu comentario. Me chocó la película y tú has descrito muy bien la raíz de mi malestar.
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