Hubo un tiempo en el que todo era paz y la separación no existía. Un tiempo en el que mi trabajo era más sencillo pues mi computadora podía entrar a Internet sin necesidad de un cable. Eran tiempos mejores. Ahora debo correr desde mi oficina a la biblioteca de la universidad para que pueda mandarle correos y trabajos a la computadora de mi jefe. ¿Por qué? Porque la tecnología ha avanzado y cada vez necesita menos materia, ya no poseemos entradas de floppy disks a nuestras computadoras y los usb's se han estropeado. Antes de la carencia de unidad que nos proporcionaba Internet, esto no era un problema.
Soy un imbécil, me repito. Esto no es en realidad un problema. Es un particular que quieres subir a un universal, es una pequeña y estúpida anécdota que quieres engrandecer para que parezca que tu vida es mucho peor de lo que imaginas y experimentas. Pues, sospechas, imbécil, que tu vida debería poseer un mayor sinigificado y que te sientes ligeramente culpable porque no es así. Tus preocupaciones, en el gran esquema de las cosas, son nada. Y ahora, peor, quieres hacer parecer que esta revelación añade cierta desesperación a tu existencia. Pero la verdad es que la pasas muy bien. Te divierte inventarte problemas. Y te divierte aún más advertir que te imaginas pequeños dramas personales como si esto fuera una virtud.
Pues no es una virtud.
La verdad es que cada vez te cuesta más escribir en tu bitácora. Primero porque sabes que ahora te leen, algunas personas, y no te puedes obligar a escribir ciertas cosas que realmente te preocupan. Segundo, porque comienza a aburrirte. Jugueteas con la idea de escribir poesía en secreto, en un cuaderno que guardarás debajo de tu colchón. La única manera de avanzar, descubres, es hablando de ti mismo y de tus pequeños truquitos literarios. Piensas que piensas que piensas que hace un momento estuviste a punto de tirar la coca-cola sobre tu teclado (por torpe) y que en el fondo lamentas que no haya sido así. Hubieras tenido un pequeño drama que contar. Y luego contarías sobre tus pequeños dramas. Y entonces dejarías de hacer literatura y comenzarías a escribir algo de importancia. Pero no tiraste tu coca-cola (porque tienes reflejos de lince). Este es tu nuevo drama.
Esto debería constituir un vistazo a la naturaleza del horror.
Pero no constituye nada.
Quiero escribir sobre cómo se desgarran los cuerpos en el vacío. Jodida moral.