David González y yo somos amigos. Nos vemos poco, en realidad. Seguiré pero antes creo que es conveniente decir que a instantes de escribir esto, David entró a la oficina desde donde lo escribo. Entró, me saludó y me entregó un ejemplar de etiqueta negra, prestado. Se lo pedí anoche y hoy me lo entregó. Este es el tipo de amigos que es David. Un buen amigo. ¿Los buenos amigos les prestan sus revistas a sus amigos? Claro. También se toman fotografías en Florencia, fotografías que guardamos, porque son muy bellas, y que vemos cada mañana en el vestidor. También creo que es conveniente decir que temía escribir sobre esto por temor a que sonara ligeramente homoerótico, particularmente después de mi entrada anterior, pero la amistad, es verdad, me lo repite una amiga a menudo, es una gran cosa. Yo no diría que es un tipo de relación mejor que la de esa exquisita combinación entre ágape y eros, pero sí diría que es una esfera distinta, que es una buena esfera y que es agradable.
Un fragmento de una conversación entre David y yo.
Yo: Mira, ya no usas gel.
David: Desde hace varios años.
Yo: Ah. Sí. Es verdad.
David: Daña la capa de ozono.
Yo: Y deja grumos blancos.
David: Creo que la ironía también daña la capa de ozono.
Yo:...
4 comments:
oh sí, la amistad es una gran cosa.
Ese David González suena como a un buen tipo. Uno de esos buenos tipos a los que es oportuno invitar a Valle, o algo así.
Sí, es un buen tipo. Aunque en ocasiones, cuando los invitamos a otros lugares, lugares a los que prometen asistir, a la última hora deciden no ir.
Pero, de una retorcida manera, lo comprendemos.
También yo creo que la ironía daña la capa de ozono.
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