Tuesday, April 15, 2008

Carne joven, eterna

Hoy pensaba en Bartlebooth, el excéntrico millonario de La vida instrucciones de uso. Pensaba en él porque habíamos leído, en la oficina, una noticia sobre un supuesto video sexual de Marilyn Monroe que recién se había descubierto y, recién también, había sido comprado por un millonario a 1.5 millones de dólares. Bartlebooth, según cuenta Perec en su novela, dedicó gran parte de su vida a viajar por el mundo buscando puertos donde pintaba los paisajes marinos en acuarela. Después, todas esas pinturas las convertía en puzzles que, más tarde unía con tal maestría que las líneas de los puzzles desaparecían. El final de su vida lo dedicó -o al menos ese era el plan- a viajar de regreso a los puertos en los que había pintado las marinas para meter al agua sus lienzos. La pintura se remojaba, desaparecía y dejaba detrás un espacio blanco. El plan, sin embargo, no habría de ser completado.
De acuerdo con la noticia que leímos, el millonario que compró el video decidió que éste jamás sería visto. Así, la reputación de Marilyn se mantendría intacta. Me pregunto si puede hablarse en estos términos de Marilyn. Si no es, ya, una leyenda y si, en efecto, las leyendas pueden tratarse con los mismos criterios de escándalo con el que se trata a algunas estrellitas. Caray, yo nunca he visto una película de Monroe. Al menos no completa. Sin embargo, sé quién es. Pero no, no es esto lo que pasa: no es que sepa quién fue, sino sé qué es, cuál es su función. Y es verdad, tampoco he visto una película completa de Paris Hilton (excepto, ay, A night in Paris). Quizá esto sea lo que le preocupa a aquél millonario: que de todas sus apariciones en celuloide, sólo sea una de ellas la que sea vista. Carajo, esto tiene tanto de donde cortar. Apuntemos, mientras. Imogen Thomas, la celebritie, tiene video sexual. Pamela Anderson, también. No me sorprendería que hubiera uno de Lindsay Lohan (quien no hace mucho posó para Bert Stern emulando algunos desnudos de Monroe), o que hubiera de Britney Spears. Lo hay de la chica que actuaba en Mi Pequeña Traviesa y cuyo nombre he olvidado. Ésta es la cosa. Visto o no, escandaloso o no, Monroe no será un nombre que se pierda entre otros. Ya se ha escrito mucho sobre esto. Así que volvamos a las opiniones. Le pregunto a mi primo, hace rato, si sabe quién es Marilyn Monroe. Cosa que es como preguntar si sabe quién es Mickey Mouse. "Sí", me contesta, "es una actriz". Una pausa. Por un momento creo que me va a contar sobre la noticia esta. Pero sólo rectifica: "Fue una actriz. Creo que se suicidó".
Hasta ese momento, el modo en que murió Monroe no lo tenía en la memoria. Se cumpla o no el deseo de ese excéntrico millonario (quien me recuerda al "magnate del papel" japonés Ryoei Saito, quien, en 1990, compró El retrato del doctor Gachet de Van Gogh a 82.5 millones de dólares; obra que, se cuenta, tenía guardada en una bóveda y que, me temo, jamás veía) Marilyn Monroe jamás estará en el círculo de las celebrities con video-sexo-escándalo. Estará siempre, eternamente, en ese panteón de los muertos jóvenes. James Dean. River Phoenix. Brandon Lee. Heath Ledger. ¿Sharon Tate? ¿Albert Camus? No sé dónde parar. Hasta dónde debo ver.
La pornografía desmitifica, aburre. (No sé por qué pensé, momentáneamente, en la canción Silver Stallion de Cat Power, que escuchaba en la oficina mientras leía la noticia; me hizo pensar, ahora, en el Italian Stallion, Sylvester Stallone, y en ese corto que vi hace tiempo sobre la porno en la que actuó en su juventud; una jovencita decía: "Vea al Itallian Stallion en acción"). La pornografía acerca sin describir ni revelar. En el video que subí en la entrada anterior, Heidi Julavits habla, entre otras cosas, sobre la fascinación que le provoca la distorsión provocada por las miradas pretendidamente profundas. Acercarse a la pantalla sólo revelará pixeles y ojos bizcos. Hay algo de genial en la acción del, hasta ahora misterioso, millonario. Caray, hay algo de genial en la noticia que, aunque informativa, mantiene todo en las sombras. Otra cosa que apunta Julavits en el video de abajo es la fascinación que provocan esas historias de jovencitas que desaparecen, de vez en cuando. La atención que le dan los medios se desvanece apenas re-aparecen. Y, sobre todo, jamás, nadie, se entera realmente qué fue lo que ocurrió. Hammelin, de nuevo. De existir, el video que registró a Marilyn cogiendo lo único que hace, por ahora, es aumentar la dimensión de la leyenda, como la cantidad acaso ingente de textos que Salinger tiene en su casa y que no serán publicados sino hasta dentro de ve tú a saber cuándo, o como esa maleta llena de relatos que Hemingway jamás pudo reproducir y que, hasta ahora, no se han encontrado. ¿Por qué es mejor mantener esto así? Porque, de otro modo, de encontrar esa maleta sólo encontraremos relatos, tal vez torpes, de juventud. De abrir esa lata con la película encontraremos, no sé, pura mamada.

3 comments:

Gabriela/undies said...

Mmmm me vino más a la mente "Naked if I wanted to" para esos temas, también, la versión de Cat Power.

David Miklos said...

Ay, Memo©. ¿Sabes qué? No mames.

RACHE said...

Sí es mejor que cada quién se imagine lo que quiere. Yo me imagino que el millonario rompió la cinta. Pero antes de eso me pregunto cómo habrá sido el porno en blanco y negro. Sí me explico.