

Así que ahora estoy aquí, en casa, encerrado como gordo, comiendo de una pizza que pedí hace rato por teléfono, como gordo gringo, pensando en lo que no he escrito pero ya dije sobre Indiana Jones. Y pienso en su sombrero, en su látigo, en el rostro estoico e irónico que usa Harrison Ford. Pienso en los cómics pulp y en las Astonishing Stories y en una nota que leí no hace mucho sobre un subgénero de los cómics pulp que trataban, en su mayoría, de hombres que -pero no, es agotador escribir sobre esto. Así que me siento, dejo de comer pizza, escucho música y bebo coca cola mientras afuera otros jóvenes de mi edad bailan y ríen y quizá no fumen pero probablemente están, pues, ahí afuera, divirtiéndose, mientras, feliz y contento, me siento a toser y a comer pizza y a beber coca cola y a pensar en Indiana Jones.
7 comments:
La película y la tertulia indianajonesiana estuvieron requetebien.
Mi ingesta de pizza los fines de semana también anda elevada.
me gusta tu blog, pero esta entrada es de hueva absoluta Es una copia chafa del blog más aburrido del mundo. ánimo.
Larga vida a Indy. Y ya, Memo: primero inventaste a Ruth. Te descubrimos. Y ahora te revistes de amargo anónimo. Ten la mesura de moderar bien a tus alter egos y no subir sus patéticos comentarios. Ay, Memo@.
jajajajajajajaja... Ay Memo-Ruth-anónimos...
Por cierto, el final de la película es la jalada más grande del cine en muchos años.
Es una jalada genial: lo paranormal llevado a sus últimas consecuencias. Indiana Jones sufre un encuentro cercano del tercer tipo. Y descubre que los extraterrestres son arqueólogos como él. Genial, por donde se lo vea.
Y claro, todo este rollo de lo colectivo versus lo individual-nuclear... Spielberg es lo de hoy.
Indiana Jones 4 me fue gustando hasta que... pum, me decepcionó terriblemente. Lo mejor fue haber acordado con la hermosa de A ver las cuatro partes juntos.
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