Tuesday, May 13, 2008

Árbol de la sabiduría

Leía un cuento en una McSweeneys de hace unos dos años. En el Metrobús, para mayores informes. Se titula God and the coconuts y fue escrito por Sarah Raymont. En la sección de colaboradores de ese número particular de McSweeneys que leía se informa "Sara Raymont lives in New York". Nada más. Y en una parte específica del cuento, que trata sobre un hombre al que Dios le da una isla para que haga uso de ella en el modo en que quiera, siempre y cuando no coma cocos de una palmera que Dios designó, el personaje se enfrenta a Dios y le lanza un simpático discursillo sobre esa manía que tiene Dios por el juego de la tentación y de por qué carambas no hace las cosas más fáciles e impide cosas más sencillas como "Aléjate de la Planta Termonuclear", el tipo de lugares a los que uno seguramente no se acercaría, ni sentiría deseos de acercarse.
Cuando lo leí, en la mañana, en el Metrobús, me pareció eso, simpático el cuento. Pero más tarde pensé que era precisamente de lugares como plantas termonucleares de donde el hombre, a lo largo de la historia, no puede alejarse. Ese afán loco que tenemos por conocer. Y recordé una noticia de hace unas semanas, que leí en el periódico, sobre dos científicos hawaianos (Wagner y Sancho, lo juro) que habían puesto una demanda contra un grupo de científicos no hawaianos sino europeos, bajo los argumentos de que los experimentos que planeaban realizar en el CERN (European Center for Nuclear Research) podría, ayayay, acabar no sólo con la raza humana, ni con el mundo sino, ayayaya, ¡con el universo entero! Por supuesto que Wagner y Sancho -y cómo no iba a pasar con esos nombres- ya han sido desacreditados por gran parte de la comunidad científica. Pero uno no deja de pensar: ¿qué tal que en una de esas el acelerador de partículas gigante que se construyó para el experimento y para investigar, según recuerdo, cosas sobre la antimateria crea, caray, un hoyo negro? Yo no soy quién, la verdad, para negarle la razón a Wagner y a Sancho ni para aceptar con confianza que los chicos de la CERN saben lo que están haciendo porque, según entiendo, están precisamente haciendo esas cosas porque realmente no saben lo que están haciendo y quieren saber qué es lo que están haciendo experimentando con las fibras mismas de la materia. Y está bien, caray, que le entren y le experimenten, ¿pero cuándo es suficiente? ¿Qué tanto experimento se necesita en esta bonita vida? ¿Para qué, digo yo? ¿Tendrán estas investigaciones impactos directos y bondadosos en nuestras vidas? ¿No debería ser, hoy por hoy, el utilitarismo el principio básico para la investigación científica? No, dicen los ilustrados. Puede ser que el mundo tenga verdades enormes y nefastas para la humanidad, pero también puede ser que encierre verdades enormes y generosas para la humanidad. Temerosos u osados. ¿Pero cuando existe la posibilidad de, por experimentar, llevarse el universo al traste, vale la pena la apuesta? Probablemente. En fin, un miedo más. Aquella nota, de hace semanas, acá.

2 comments:

dm said...

Ay, Memo©. La boca siempre llena de universal sabiduría. Lo que tú necesitas, mi amigo, es un agujero negro, sí.

Tormentas said...

...

(sí creará agujeros negros microscópicos, pero según la radiación de hawkins desaparecerán en microsegundos... el asunto es que la radiación de hawkins es un término teórico, ¿cuál es el estatuto de los términos teóricos?, ¿están conectados con partes de la realidad o sólo son instrumentos que sirven en ciertos contextos, y por ende, podría ser que un día en una de esas resulte que no hay radiación de hawkins y nos lleva a todos la chingada?
es verdad que los científicos hacen lo suyo sin que los filósofos, intelectuales o legos interfieran, sin embargo la ciencia sigue siendo un misterio, el experimento además busca la "partícula de dios" según la prensa sensacionalista, uno de los primeros elementos constitutivos del universo que podría ayudar a confirmar algunas teorías interesantes, parece que en estos días lo hicieron o lo harán según tengo entendido,
otra cosa interesante es que si nos atrapara un hoyo negro podríamos reflexionar (ya como fantasmas) en los mecanismos antidemocráticos que hacen que una cúpula de expertos controle nuestras vidas y que no podamos opinar al respecto de este tipo de cosas)