Friday, September 18, 2009

Memorias del internado

Ruinas en el bosque de una antigua escuela exclusiva para señoritas que doblaba también como un hospital para tuberculosos y que no podía verse desde la escuela militarizada, uno debía caminar hasta allí. Llegué a ver las ruinas en los meses en los que la nieve aún no cubría el bosque y el lago no estaba congelado, cuando el clima aún estaba lo suficientemente cálido como para dar paseos prolongados, durante el tiempo que lo permitían los prefectos. Las ruinas eran negras, sombreadas en los bordes por el verde del moho. Ahora que he estado tosiendo, como si cada una de mis arcadas fuera un dibujo fino y preciso de mis bronqueos, esas pequeñas plantas que llevamos dentro, me viene a la mente aquella estructura abandonada, por alguna razón.

***

Le acabo de escribir a Robert Walser, el especialista en Heavy Metal.

2 comments:

Unknown said...

De todos los posts que he leído hasta ahora, este post es el que más me ha gustado.

Quizás es porque lo dejaste fluir. Escribes bien, ¿por qué no lo haces más? =)

Guillermo Núñez said...

Gracias N., saludos.