Viajar para que a uno le cuenten que en una de las columnas del templo de Poseidón, Byron, como muchos otros viajeros románticos, talló su nombre. Viajar para que a uno le cuenten que realmente no puede ver eso porque desde hace años ya no se puede acercar, el visitante, a las columnas, por razones de seguridad. Intentar, entonces, ver la firma. El sol en la cara, haciendo bizcos. Verla, entonces, a través del zoom de la cámara de alguien más. Buscarla, entonces, en Internet. Preguntarse, ¿salir de casa para esto? Salir de casa. Pensar en el retrasamiento romántico. Escribir sobre el retrasamiento romántico. Retrasarse para el vuelo.
Friday, July 02, 2010
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