Anoche, camino a casa en bicicleta, después del trabajo, dos perros me persiguieron, uno en una cuadra, otro en otra. Ladraban y corrían. Cuando me detuve para ver qué le ocurría, en cada caso, el perro dejó de ladrar y correr. Leí, hoy por la mañana, antes de regresar a casa, algunas entradas en el diario de Pessoa. Dos de ellas, tras anotar lo que había hecho en el día, finalizaban con un "No hice nada de nada".
Tuesday, July 12, 2011
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