Sunday, January 08, 2006

El mejor escritor

Ser el mejor escritor del mundo es terrible y difícil. Exige mucho trabajo. Exige lecturas y lecturas. Lecturas mientras tomas la sopa y que incluyen a escritores no muy buenos pero que ya están muertos. Como Bukowski. Así que estás leyendo a Bukowski mientras te tomas una sopa de letras, en la bonita casa que a tu padre le costó tanto comprar y que se encuentra en una bonita zona de la ciudad. Lo estás leyendo y algo de la sopa cae sobre las palabras y no te importa, pues no es un libro que aprecies demasiado. Sólo es un libro que estás leyendo para pasar el rato, como lo haces a veces en el baño. Y como ahora estás comiendo solo, te pareció una buena idea. Ser el mejor escritor del mundo no te garantiza que siempre estarás acompañado. Mucho muy al contrario.
Lo que sí te garantiza ser el mejor escritor del mundo, dejen les digo, es la envidia. La terrible pero inconstante envidia de los demás. Hay ocasiones en que no eres el mejor escritor del mundo. A veces, sólo eres un tipo. Un tipito. Que viste bien y que no ha trabajo demasiado por las cosas que posee. Un tipo que camina por la calle con su perra. Que lee a personas que estás muertas o a otras personas que no están muertas pero actúan un poco como si lo estuvieran. A veces, te sorprendes a tí mismo, en lugar de estar escribiendo, estás corriendo en el bosque o estás andando en bicicleta o estás en una pelea o estás en un avión o estás esquiando o estás veleando o estás vomitando o acostado en una cuneta. Te encuentras borracho, enfermo, lascivo, odioso. Y te das cuenta que también estás escribiendo. Y entonces todo se va un poco a la mierda. Porque comienzas a crecer sobre tí mismo y sobre los demás y entras, sorprendentemente, rápidamente, a la eternidad. Dejas de ser ese tipo que se hurga la nariz cuando está atorado en el anonimato del tráfico, y te vuelves casi un dios. No un dios demasiado grande, algo pequeño, suficiente y eterno.
Exactamente qué es lo que sucede, no lo sabes. Pero cuando abres el libro de otro escritor, un escritor pequeño, y lo lees sabes que está mal. Porque sabes que sigue vivo y que está cómodo en su propia piel. En cambio, con los otros, los muertos, eres tú el que se vuelve insignificante. Ay, el tiempo. Ay, la comezón que me da en la nuca en este momento.

4 comments:

Adriana Degetau said...

me encanta ese modo que tienes de ver las cosas, y luego, de escribirlas.
y lo que traes en la nuca es una araña

Anonymous said...

ay guillermo, a veces el silencio es tan buen compañero.

Anonymous said...

me parece que los efectos del cannabis sativa entre otros son...

Anonymous said...

me encanta tu forma de escribir y de pensar , quiero ser una buena escritora todabia tengo 15 espero escribir tan bien como tu y mas