De pie, sentado en un café, caminando en círculos en tu habitación, mientras piensas en tus graves, gravísimos, problemas económicos y de religión. Con dificultad, porque estás corriendo hacia el trabajo. Negro. Con leche. Con dos de azúcar. Llamándolo de otra manera, aunque es igual y es cortado. Como un carajillo. Con pan. Con donas que sumerges para gran molestia de tus familiares políticos. En el aeropuerto, a las cuatro de la mañana. En el Vips, después de una asquerosa noche de fluidez etílica. Por la boca. Negándote. Aceptándolo con gusto, de la misma forma en que aceptas la manera en que está organizada el universo. Con licor. Express. Capuchino. En grandes cantidades. En café muy fufurufu. En una pocilga. En un Starbucks, para tu eterna culpa. En vaso de unicel, en vaso de plástico, en un vaso porque ya no hay tazas. En taza, sentado frente a un mar tormentoso. Como en un anuncio de Nescafé, como en una película, como en una manera que te provoca sentimientos que ya han sido experimentados por alguien más. En la sala de urgencias, para contrarrestar la no muy grande cantidad de barbitúricos que tomaste. Sin leche. Sin dos de azúcar. Aguado, bajo la lluvia. Frío. Helado. Asqueroso. Con el deseo de desayunar algo más. Un té, tal vez.
Wednesday, January 04, 2006
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3 comments:
yo opto por el té. negro, verde, rojo, blanco, chino, indio, saborizado, puro, de hoja entera, trozado, orange pekoe...
en la banca blanca de la banqueta de la esquina del Jarocho.
notas cómo todos comentan sobre ellos mismos y nunca sobre lo que tú escribes, me imagino ke debe ser porke escribes con falsa nostalgia y de forma MUY pretensiosa
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