Wednesday, April 14, 2010

Cierta sabiduría en Paul Valéry

Como ya no leo -mentira- sino que leo fragmentos de libros al azar -verdad- se me ocurre abrir Escritos sobre Leonardo da Vinci de Paul Valéry (lo compré en el FCE, debe haber más) para dar con la página 22 donde mi ojo, educado en el arte de encontrar algo interesante hasta en la sopa, se detiene sobre este párrafo:

"El secreto, tanto el de Leonardo como el de Bonaparte, o como el de todo aquel que posee una vez la más alta inteligencia, está y no puede estar sino en las relaciones que encontraron -y que se vieron obligados a encontrar- entre cosas cuya ley de continuidad se nos escapa".

¿No recuerda esto aquél extraño agradecimiento de Lovecraft sobre los límites de la inteligencia humana? A mí me lo recuerda. Encuentro humano el no querer saber ciertas cosas. Me pregunto si decir que sea humano es decir que sea bueno.

No hace mucho leí un texto donde se comparaba al hábito de leer en diagonal con el vuelo de un águila. Veamos. Sí, acabo de buscarlo en mi cuaderno de notas, acá. Copio, por el gusto de hacerlo, de ver cómo se reproducen los textos, el párrafo abajo:

"What we are engaged in -like birds of prey looking for their next meal- is a process of swooping around with an eye for certain kinds of information".

Lo dice Susan Jacoby en un libro titulado The Age of American Unreason, al cual llegué a través de un texto sobre la lectura en la red, que leí en la red, de Michiko Kakutani. Me preocupa que yo, Guillermito, esté muy al pendiente de textos en los cuales se reafirma la imagen de las lecturas complejas que resultan de la lectura de fragmentos. Es como si continuamente estuviera buscando personas que piensan, en algún momento, como yo, sólo con el objetivo de reafirmar mis principios. Debo. Leer. Más. Buscarme tiempo para hacerlo. Ahora, es decir en estos días, estoy leyendo Fin, de Monteagudo. Me gusta, está bueno. Pero debería hacerme más tiempo para leer (¿decirlo?, ¿no sonará mamón?) algo más sustancioso. Ahí tengo todavía En busca del tiempo... sin acabar. Tengo mis Ricoeurs leídos a medias. Tengo mi El mundo como voluntad y representación sin abrir... ¿Qué hacer? ¿Dejar el trabajo? ¿Usar el dinero que he ahorrado? Leer y escribir. ¿Y luego? ¿De qué vivir? Podría, supongo. De algún modo. No lo hago, sin embargo. Encerrado en casa frente a un monitor. Encerrado en el trabajo frente a un monitor. ¡Una historia curiosa! A continuación: ayer me escuchaba a mí mismo decir que imaginaba en la preparatoria el trabajar en una revista. Ahora hago eso. ¡Oh sorpresa! Descubro que aún tengo ganas de hacer otras cosas, por no decir que comienzo a aburrirme. Y bueno, me escuchaba decir eso, o una versión de eso, para notar cierto desapego y cierta tristeza. Así, me temo, es todo. Entonces: darle y darle. Ya quiero cumplir 30.

7 comments:

Ochoa said...

¿oye Memo, y si volvemos a En busca...?

Por cierto, yo creo que yo estudié letras porque me gustaba mucho esa sopa (¡plop!)

Mario Gensollen said...

Guillermito: Memis

Guillermo Núñez said...

Volvamos Sofía.

Apenas entendí tu chiste de la sopa.

Hola Mario.

María Fernández-Aragón said...

Yo me quedé en el 3 de Proust. Y terminé harta. Soy un animal. Escénico, quise decir. Me gustaría que me gustara más leer. Quiero decir, me gusta, pero no me gusta tener que estar sentada haciéndolo. Tal vez si lo hiciera en una caminadora. O si alguien me leyera los libros. Puede ser.

Guillermo Núñez said...

O en resúmenes. Leídos desde un escenario.

perrodelachuvia said...

¿que sería la ley de continuidad?

Anonymous said...

¿Que sería la ley de continuidad?