Desperté tarde, en casa de mis padres, la casa estaba sola, vi televisión, leí las partes del periódico que me interesaban, me bañé, me vestí, terminé de leer El rastro, hice algunos apuntes, salí por comida, regresé, vi televisión mientras comía, retomé After Theory, me hice un café, tomé notas, salí a la calle, dejé algunas cosas en el departamento, regresé a guardar el coche en casa de mis padres, recibí una llamada de mi padre, regresaba a la ciudad, lo esperé en casa mientras pasaban Everyone Says I Love You, llegó, salimos a cenar, platicamos sobre Mommsen y Heimito von Doderer, en la televisión del café donde cenamos pasaban Con Air, nos despedimos en la estación del Metrobús, leí un poco más de Eagleton, regresé al departamento, revisé y contesté correos, abrí blogs de gente que conozco, no tengo sueño, no hice nada de nada.
Sunday, July 31, 2011
Saturday, July 30, 2011
Sábado
Regreso de la calle. Pasé al Videodromo, no tenían Deliverance. "Está temporalmente desaparecida", me dijeron. Pasé al FCE, una factura. Un helado. Estuve a punto de comprarle unos lentes de broma al señor que vende bromas, en la calle. Esto es lo que hace uno cuando está solo: gasta dinero. "Son los mismos que usa Eugenio Derbez", dijo, "y también tengo este encendedor que echa agua, lo puede probar". O. no está en casa, cuando salí estaba. Me despertó en la mañana, ya casi alcanzando el mediodía. Estoy considerando comer algo pero aún no tengo tanta hambre. Perdí tiempo revisando Twitter y Facebook, quizá por temor a estar solo. Debería responder un correo electrónico. Debería ponerme a leer. Y a escribir. Creo que estoy en el momento más aburrido de mi día. Es breve. Escucho esto.
Tuesday, July 26, 2011
Martes
Comí solo en casa, de nuevo. Sopa, pollo, jugo de manzana. Lavé los trastes. Me sequé las manos. Me acosté en la cama. Leí unas páginas de El rastro de Margo Glantz. Comí viendo hacia fuera, por la ventana, el sol brillaba. Durante la comida me senté en una silla en la que casi no me siento y por lo tanto vi nuevas cosas por la ventana, o al menos durante un periodo de tiempo mayor al acostumbrado. Quizá me senté en esa silla aprovechando que O. no estaba en casa, es la que normalmente usa él. Después de leer un rato me dormí, una siesta breve, y tuve sueños. Los he olvidado. Quizá si me concentro pueda recordarlos. No sería muy interesante.
Wednesday, July 20, 2011
Miércoles
Después de comer me ocupé de asuntos relacionados con mis obligaciones fiscales. Cuando terminé estuve a punto de adelantar trabajo desde la computadora que tengo en casa. Me contuve, alarmado, al tanto de lo que estaba haciendo. En su lugar abrí de nuevo el diario del joven Pessoa y leí un poco más. Leí sobre sus actividades diarias, me impresionó especialmente la resolución que, un día, tuvo: leer dos libros diarios, uno sobre literatura o poesía, otro sobre ciencia o filosofía. Cada entrada que leo del diario de Pessoa es una especie de jaculatoria que me dedico antes de volver al trabajo.
Monday, July 18, 2011
Lunes
Breve siesta a la hora de la comida. Antes de regresar a la oficina leo algunas entradas en el diario de Pessoa. Ha faltado a clases pues hay un examen de geografía, tema del cual no tiene idea alguna. Detesta el trabajo impuesto. Lee constantemente en la biblioteca. Idea argumentos para su Metafísica. Lee Crítica de la razón pura. Lee partes de la Feria de las vanidades de Thackeray y libros de Julio Verne. Planea un poema en contra de la institución del matrimonio. Considera viajar a Londres, pero no antes de hacerse la circuncisión. Hacerlo sin ella, piensa Pessoa, no tendría sentido.
Tuesday, July 12, 2011
Martes
Anoche, camino a casa en bicicleta, después del trabajo, dos perros me persiguieron, uno en una cuadra, otro en otra. Ladraban y corrían. Cuando me detuve para ver qué le ocurría, en cada caso, el perro dejó de ladrar y correr. Leí, hoy por la mañana, antes de regresar a casa, algunas entradas en el diario de Pessoa. Dos de ellas, tras anotar lo que había hecho en el día, finalizaban con un "No hice nada de nada".
Friday, July 08, 2011
Viernes
Antes de salir al trabajo volví a leer un poco del diario de Pessoa. Anoche tuve sueños inquietantes. Anoche, antes de dormir, pensé en leer un poco pero me distraje con la computadora. Anoche, antes de llegar a casa después del trabajo, vi a los muchachos del taller de ensayo. Decir que vi a los muchachos del taller anoche podría dar la falsa impresión de que asisto al taller de ensayo con los muchachos desde hace tiempo, como si fuera una cosa usual. La realidad es que anoche fue nuestra primera sesión. Acordamos vernos en quince días para discutir un adelanto de algo que llevaré o, en su defecto, de algo que llevará alguien más. Por la mañana, después de leer a Pessoa, ya que me tomaba un yoghurt afuera del OXXO de la esquina, me pregunté si no sería feliz casándome con la muchachita que atiende en el OXXO, pero creo que no, que eso no me haría feliz.
Wednesday, July 06, 2011
Miércoles
Me despierto tarde pero con suficiente tiempo para llegar al trabajo a buena hora. En la regadera pienso en que soñé con ella pero en que no puedo recordar con exactitud lo que soñé y que no es lo suficientemente interesante como para escribir una historia a partir del sueño. También, me acaricio el pie, el tobillo, que sigue adolorido. Me visto -un pantalón de pana, el mismo que usé ayer, y una camisa limpia, morada, un suéter negro- y tiendo la cama. Por un momento considero usar los mismos tenis que ayer pero pienso que, por el tobillo, lo mejor sería usar algo con mayor soporte. Entre tanto, O. sale de su habitación y entra al baño: "O.", le digo, "estás aquí". "Aquí sigo, por ahora", me contesta. Antes de salir, alcanzo a leer una entrada del diario de Pessoa donde describe su día, su visita a una imprenta donde revisa las pruebas de un artículo que deben recortar para que pueda entrar en la publicación. A Pessoa, escribe, le parece bien. Salgo al trabajo, no sin abrir el refrigerador para descubrir que no hay comida apta para ser desayunada. Le recuerdo a O. que apague el boiler y bajo a la calle. Me encuentro con una vecina a quien no conocía, una señora que sale del más misterioso de los departamentos que se encuentran en el edificio donde vivo. Nos saludamos, se escurre dentro del departamento. En el OXXO compro un yoghurt para beber. Camino al trabajo, cerca de un centro deportivo, me compro un jugo de naranja que me tomo mientras espero a que se ponga el alto en la avenida. Más tarde, compro un café y lo coloco junto a la computadora, sobre el escritorio, frente al que ya me encuentro y donde continuaré hasta que dé la hora de la comida. Regresaré a casa, comeré, regresaré a la oficina y trabajaré hasta que den las siete, quizá un poco más tarde, dependiendo de los pendientes, como el que me ocupará apenas termine de escribir esto, revisar y editar el texto sobre la obra de Ignacio Uriarte que estaba trabajando anoche y que lidia, precisamente, con las pequeñas, rídiculas pero autónomas actividades del oficinista ineficiente.
Tuesday, July 05, 2011
Con disculpas a L.D.
Se encuentra indeciso de lo que le gusta de ella, si es cuando lo hace reír, si es cuando lo conmueve, si es cuando le habla de cosas serias o si es cuando no se comporta como una mujer infecta. Cuando se comporta como una mujer infecta y él la juzga, se preocupa de que su juicio alcance a dañar la imagen que tiene de la mujer que lo hace reír, de la mujer que lo hace reflexionar sobre el mundo y lo que considera cosas serias, la mujer que lo conmueve y en fin, las mujeres que son ella y de las cuales él quisiera ocuparse, y no así de esa otra mujer que a ratos se comporta como si fuera su enemigo, azotando puertas, truncando conversaciones, arrojando frases dolorosas. Pero son todas la misma mujer, de eso no puede tener dudas, pues su cariño descansa sobre esa certidumbre, y se encuentra indeciso sobre lo que significa su indecisión. Pero se recuerda, por otro lado, que la pureza de corazón nunca se encontrará en las certidumbres sino, siempre, en la duda.
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