Ya no hay águilas en el fraccionamiento donde vivo, se han ido. Creo que es por las lluvias. En realidad no pienso mucho al respecto.
Estoy triste, pero también sé que pronto se me pasará. No estoy del todo en el hoyo.
No estoy triste porque se hayan ido las águilas del fraccionamiento.
Es una gran plegaria, una oración que deberíamos de tener en cuenta, la que retoma Cristo en la cruz, de los salmos (¿es de los salmos?): "Dios, ¿por qué me has abandonado?"
Leopardi decía: "Soy tímido con las mujeres, luego Dios no existe".
Un amigo decía: "Cada perro callejero es una demostración de la inexistencia de Dios".
¿Es tan grave que Dios no exista? ¿Nos vamos a sentir menos solos con su existencia?
Ratzinger tenía razón. Todo esto es muy estudiantil, muy puberto. Muy estúpido.
Quizá las águilas, que no simbolizan nada, se fueron porque sus aguiluchos finalmente aprendieron a volar.
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