Ahora, los tres epígrafes que preceden a todo mi trabajo de tesis de licenciatura, y que espero poder defender pronto.
Noten las siguientes cosas sobre los tres siguientes epígrafes:
1. Son tres.
2. Probablemente, son lo mejor que hay en mi tesis.
3. Resumen mi tesis.
4. Los tres autores que escogí, ¡son tocayos!
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Los dioses son huéspedes huidizos de la literatura. La atraviesan con la estela de sus nombres. Pero, con frecuencia, también la abandonan. Cada vez que el escritor apunta una palabra debe reconquistarlos. La mercurialidad, anuncio de los dioses, es también la señal de su carácter evanescente. Sin embargo, no siempre ha sido así. Las cosas fueron distintas mientras existió una liturgia.
Roberto Calasso, La literatura y los dioses
Mucho más importante que la cocina literaria es la biblioteca literaria (valga la redundancia). Una biblioteca es mucho más cómoda que una cocina. Una biblioteca se asemeja a una iglesia mientras que una cocina cada día se asemeja más a una morgue. Leer, lo dijo Gil de Biedma, es más natural que escribir. Yo añadiría, pese a la redundancia, que también es mucho más sano, digan lo que digan los oftalmólogos. De hecho, la literatura es una larga lucha de redundancia en redundancia, hasta la redundancia final.
Roberto Bolaño, Un narrador en la intimidad
Pero cuando, afligido, pasaba un rato leyendo sus libros, quedaba singularmente tranquilizado. Verdad es que la melancolía no perdía nada de su peso; por el contrario, la tristeza se acentuaba, pero ya no le oprimía. Se sentía entonces como abandonado y en un lugar perdido; pero en ese doloroso sentir había un sutil placer, un orgullo, el sentimiento de hacer algo singular, de servir a una divinidad no comprendida. Y en tales momentos, quizá pudiera descubrirse en sus ojos un pasajero destello, que recordaba el desvarío del éxtasis religioso.
Roberto Calasso, La literatura y los dioses
Mucho más importante que la cocina literaria es la biblioteca literaria (valga la redundancia). Una biblioteca es mucho más cómoda que una cocina. Una biblioteca se asemeja a una iglesia mientras que una cocina cada día se asemeja más a una morgue. Leer, lo dijo Gil de Biedma, es más natural que escribir. Yo añadiría, pese a la redundancia, que también es mucho más sano, digan lo que digan los oftalmólogos. De hecho, la literatura es una larga lucha de redundancia en redundancia, hasta la redundancia final.
Roberto Bolaño, Un narrador en la intimidad
Pero cuando, afligido, pasaba un rato leyendo sus libros, quedaba singularmente tranquilizado. Verdad es que la melancolía no perdía nada de su peso; por el contrario, la tristeza se acentuaba, pero ya no le oprimía. Se sentía entonces como abandonado y en un lugar perdido; pero en ese doloroso sentir había un sutil placer, un orgullo, el sentimiento de hacer algo singular, de servir a una divinidad no comprendida. Y en tales momentos, quizá pudiera descubrirse en sus ojos un pasajero destello, que recordaba el desvarío del éxtasis religioso.
Robert Musil, Las tribulaciones del estudiante Törless
1 comment:
como max fischer, los éxitos siempre a tu manera, muy buenos y muy exitosos, muchas felicidades
(no, no es una insinuación de que yo la tengo, esa te la devolví y hubo testigos)
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