Tuesday, December 26, 2006

La bondad de los lapsos


Mi tío está detrás de mí, usando un traje de Santa Claus. No diré que está leyendo sobre mi hombro, quizá eso ya sea demasiado. Diré, sin embargo, que se está acomodando su barba postiza blanca, tratando de no reírse demasiado. Es gracioso mi tío. Bien. Ahora, otra cosa: David Miklos, autor de las minúsculas y polifónicas (¿polilegibles?) La piel muerta y La gente extraña me dijo el otro día algo sobre un don que tengo. También: días, semanas antes, meses, me había regalado un libro de Witold Gombrowicz, Cosmos. Finalmente lo terminé el día de hoy. Otros compromisos me lo habían impedido y no fue hasta estas vacaciones que pude retomarlo --con mayor precisión, lo retomé afuera del hotel Sierra Nevada, de San Miguel Allende, sentado sobre uno de esos bellos y antiguos pero que todavía funcionan, lavaderos. No me hospedé en el hotel, fui a comer ahí con algunos miembros de mi familia. Comí como un cerdo de la piara de Epicureo. Y más, pues luego me dolió el estómago (sopa azteca, molcajete arriero, buñuelos con helado, cerveza y café). El don que tengo, a decir de David, es que abro cajas de Pandora. Esto me lo dijo el viernes pasado, antes de que yo me fuera de la ciudad. Mariana estaba con nosotros y rio mucho ante la posibilidad de que yo funcionara como una especie de "Muso" para David (una posibilidad falsa, por lo demás) pues lo que éste quería decir era que, en efecto, yo conseguía transportar mis obsesiones, conseguir que ciertos fenómenos, al ser revisados u observados bajo ciertas categorías, parecen estar estrechamente vinculados con algún otro fragmento de la realidad. Es decir, que consigo pensar al mundo no como una mano cuyas falanges están abiertas, extendidas y separadas, sino como un puño sólido, fuerte y cerrado, completamente hermético. Un mundo en el que un pajarito que cuelga muerto de un semáforo tiene relación directa con una fotografía de una suicida que tiene relación directa con un libro arrumbado en una librería que tiene una portada con un gorrión ahorcado. Mi tío está detrás de mí, ha terminado de ensayar su risa de Santa Claus. Pero es una risa peculiar, una que no dice Oh jo jo, sino Jo oh oh. Es curioso. Podemos escuchar la risa de los niños, que rompen una piñata, en un patio cercano, aquí, en casa de mi abuela. Esto tiene relación con algo, he decidido, porque lo he decidido. Tal y como esa historia perfecta que nos contó David, a Mariana y a mí, durante la cena del viernes, una historia de pasión, su historia, que tenía escenarios peliculescos, pero que, como era real, no podía sostener toda esa perfección, así que debía tener no un final sino un momento que se expande hacia el horizonte --algo que no podemos controlar y que necesariamente, al no poder ser jerarquizado, se quiebra. Mariana me regaló The Children's Hospital de Chris Adrian, para esta navidad. Acabo de leer una entrevista que hizo Adrian, sobre este libro. En ella repite ese consejo conocido: Escribe sobre tus obsesiones. Entre las de él, además de la pediatría y los espacios apocalípticos, no están los pájaros, ni los pájaros muertos, pero sí los zombies. Y supongo que esto debe significar algo. Algo que, de seguir su pista, me volverá loco, como vuelve loco todo aquello que queremos comprender pero es incomprensible. No iré a ningún lado con esto. Pero es navidad. Y eso es bueno porque significa que algo se acaba. Al igual que el año. Y cuando algo termina es porque otra cosa volverá a comenzar, dándole al menos, si no sentido, un respiro a todo.

4 comments:

Guillermo Núñez said...

Una versión anterior de este "post" tenía dos comentarios, uno de mi amigo Rafael, quien decía "pinche memo", aunque quizá por otras razones, y otra de Benjamón, quien confesaba no haber leído el texto, lo cual explicaba que me ofreciera su Cosmos. Pero tuve que volver a subirlo y se borraron. Lo siento.

lafiebredelmono said...

es cierto, pinche memo. pero es porque se te estima.

El Justo Medio said...

Eso del cosmos me recuerda a las Caballeros del Zodiaco. Zeiya tenía un cosmos que le ganaba a todos, yeah!

Aunque siempre preferí a dragón.

Anonymous said...

Pinche Memo.