Tuesday, July 03, 2007

La familia Glass


Cuando cerré Franny and Zooey de Salinger, me dieron ganas de caer sobre mis rodillas y pedir perdón, pero en lugar de eso fui a mi habitación, puse el libro de vuelta en su lugar y tomé el último de los libros de Salinger que tengo (y el último que dio a conocer, hasta donde sé). Lo abrí. Para mi sorpresa, las dos historias que conforman Raise High the Roof Beam, Carpenters + Seymour: an introduction también tienen que ver con la familia Glass (de la cual, como creo ya había explicado en otra actualización, Zooey y Franny son los hijos menores). En total, son siete hijos: dos mujeres y cinco hombres.
Antes creía que sólo tenía que ver Seymour: an introduction, pero también Raise High... (un cuento escrito desde la voz del hijo inmediato a Seymour, Buddy Glass). Obviamente no he terminado el libro, apenas leí unas páginas. Pero quería sentarme a escribir esto.
La familia Glass es un poco como la familia Von Trapp (la de The sound of music), donde todos poseen talentos y virtudes descomunales. También, todos son bellos. Sólo que, a diferencia de los Von Trapp, no todos parecen ser felices. Ni tetos.

O quizá no como la Von Trapp, sino como una Von Trapp echada a perder, o quizá no eso, no a perder, sino como la familia Von Trapp sería en la realidad. Es decir, un poco más como la de los Tenembaums:
No soy el primero en hacer la relación entre la familia Tenembaum y la familia Glass (buscando imágenes, me topé con una bitácora electrónica en la que se comentaba el libro y se hacía ya esta relación; pueden verlo aquí). La película de Anderson creo que es un muy buen ejemplo de cómo funcionan las dinámicas en la familia creada por Salinger (es mi opinión, incluso, que hay elementos que Anderson toma prestado de los cuentos; por ejemplo, que Ritchie Tenembaum esté en un barco trasatlántico, cuando en casa, de vuelta en América, hay una crisis familiar --así como Waker Glass, el sacerdote, estaba en un barco cuando sucedió el desplome emocional de Franny-- o, por supuesto, que todos hayan sido niños "genio" de chicos, pero ahora, de adultos, parecen fracasados). Esas almas hipersensibles, esos intelectos descomunales, las tragedias que poseen consecuencias sobretodo internas, de apagada agonía... también me hacen pensar en la familia Wittgenstein, esa "casa llena de suicidios", como lo puso un amigo.

Dije que este libro sobretodo me había provocado tener la intención, al menos, de pedir perdón. En general, la bronca con los Glass, con los hijos al menos, es su búsqueda por la sabiduría. Algunos son sabios, claro (como, creo, lo fue Seymour y lo es Zooey), otros, en cambio, quieren ser sabios. No inteligentes (todos lo son, en exceso), sino sabios. Y sufren, Dios mío. Y los que parecen no sufrir, hacen sufrir a los demás, con su ironía, con su sarcasmo, con su lengua de hierro afilado. Hay una parte en el cuento Zooey, en el que éste, el personaje, lee una enseñanza de Bhagavad Gita, que dice: Tienes el derecho a trabajar, pero por el trabajo mismo. No tienes derecho a los frutos del trabajo. Desear los frutos del trabajo no debería ser nunca tu motivación para trabajar. Nunca des paso a la pereza. A menudo, sé que yo trabajo pensando en los frutos; y no sólo, obviamente, en los frutos materiales. Y con más frecuencia, me burlo de la gente que trabaja deseando los frutos de su trabajo --esa gente que se esfuerza tanto por ser feliz, culto y mejor. Esas personas que quieren superarse. Pero debo reconocer que eso no debería importarme, cómo trabajan ni por qué, las personas. Es decir, si yo doy con un grupo de rock indie que se llama The Glass Family (pueden ver su my-space aquí), no debería tener derecho a burlarme de este grupo --por su, no sé, ingenio para nombrar a su grupo, ni porque son de Texas (¡de Texas!), ni que presumieran a menudo que fueran de Texas, como si fuera el nuevo Canadá, la nueva Mecca de grupos indie. En fin. No debería ceder a estas cosas, que siempre están en la punta de mi lengua. De hecho, son buenos (estaba escuchando un par de canciones hace rato). Y yo no sé hacer música. Ni sé hacer cine, a pesar de todas las opiniones de cine que me permito. Ni sé reparar coches ni mantener a una familia. Sólo sé opinar. Y no me gusta.

5 comments:

david-. said...

Los von Trapp no son tetos.

Guillermo Núñez said...

Cada que hablan, abren mucho los ojos. Sonríen mucho. Se abotonan hasta arriba. ¿Has visto cómo visten? ¿Cómo se peinan? ¿Sus zapatos bien lustrados, sus canciones bien entonadas, la cara de lelos que ponen al ver al hombre que toca la guitarra? No es lo que son en el fondo David, sino lo que hacen lo que los hace tetos.

Emilú Soares said...

Guillermo, me ha gustado mucho tu comentario sobre la familia Glass y la familia Tenembaums. ¿Ya has visto, The Darjeeling Limited?

Juan Manuel Escamilla said...

Ah, y ve, creo que te podrá gustar, "The Squid and the Whale", según yo, el cine que habría hecho S.

Juan Manuel Escamilla said...

Me gustaría llorar con más facilidad. Habría llorado todas las novelas de las que hablas aquí.