Arriba, The Weather Project (2003), de Eliasson. Abajo, bomberos chinos acercándose a la explosión de un oleoducto en Dalian (a mediados de este julio). Una mejor convergencia, acá, en la primera entrada de Matt Haber.
Thursday, July 29, 2010
Convergencia
Arriba, The Weather Project (2003), de Eliasson. Abajo, bomberos chinos acercándose a la explosión de un oleoducto en Dalian (a mediados de este julio). Una mejor convergencia, acá, en la primera entrada de Matt Haber.
Dinero
Tres titulares del New York Times, hoy:
"As Death Soar in the Desert, a Morgue Grows Crowded", de James C. McKinley Jr., sobre el poco espacio que queda en la morgue de Arizona debido a la cantidad de indocumentados que fallecen en los desiertos cercanos a Tucson.
"Ruling Against Arizona Is a Warning for Other States", de Julia Preston, sobre el fallo de la juez Bolton en el que frena una ley que criminaliza ser inmigrante sin portar documentos legales.
"Congress Rethinks its Ban on Internet Gambling", de Sewell Chan, sobre una propuesta del congreso de Estados Unidos para poner un impuesto a las apuestas en línea, de donde se desprende esta cita del representante Barney Frank: "Algunos adultos gastarán su dinero imprudentemente, pero el gobierno federal no tiene el propósito de impedírselos legalmente".
Tuesday, July 27, 2010
Thursday, July 22, 2010
"Disfruta de los mejores y más variados canales"
Bueno*, quizá les interese saber que el otro día estaba sentado frente a uno de los televisores que se encuentran en mi casa, disfrutando de la conversación que Steve Carrell sostenía con David Letterman. Permítanme enfocarme en el momento en el que Carrell recordaba una conversación que había tenido con una de sus hijas, de nueve años. Le explicaba cómo solía ser la televisión. Para empezar, dijo, "tenía perillas". Uno debía levantarse del asiento y cambiar de canal. Había cierto esfuerzo, ¿lo ven? Aún más: no existían todos los canales que existen ahora. "¿Pero y el Kidz Channel?", preguntaba la hija. "No, nada. Entonces, tenías que levantarte temprano para ver caricaturas. De otro modo, tenías que conformarte con lo que veían los adultos, de los cuatro o cinco canales disponibles". No había Disney Channel. Ni el canal Sony, para el caso. No había canales especializados en cocina, en viajes, en viajes culinarios o culturales. No había canales dedicados exclusivamente a shows de entrevistas ni canales que explotan la melancolía por la antigua televisión. Estuve pensando en esto un rato, momentos más tarde, ya en mi cama, en la oscuridad de mi cuarto. ¿Qué de bueno hay en que uno tenga todo lo que quiere cuando quiere? ¿Son tan interesantes nuestros intereses? ¡Exijo la diferencia impuesta por gente más sabia que yo!
*Historia curiosa: en la preparatoria tenía un compañero que cada vez que entregaba una tarea en la que se nos pedía dar rienda suelta a nuestra opinión (un reporte de lectura o un ensayo) , pero que no involucraba hacerla en la casa sino en el momento ("Tomen una hoja y escriban qué opinan sobre..."), iniciaba sus textos con "Bueno," como si se encontrara en medio de una conversación, algo que, creo, hacía con el objetivo de establecer, para sí mismo, claramente las reglas discursivas de lo que realizaría a continuación. No era el más inteligente de mis compañeros.**
**Esto de "Historia curiosa" es un modo de emular el "Interesting story", que cuenta Dave Eggers al inicio de su A.H.W.O.S.G., a saber: "My father once related how he and his friend Les had come up with a way, when stalling for time in a meeting or disposition [...] instead of saying "Um..." or "Uh..." one could say "Now...", a word that accomplishes two things: it serves the same stalling purposes as "Um..." or "Uh..." but instead of being dumbsounding offputting, it creates suspense for what is coming next, whatever that might be...".
*Historia curiosa: en la preparatoria tenía un compañero que cada vez que entregaba una tarea en la que se nos pedía dar rienda suelta a nuestra opinión (un reporte de lectura o un ensayo) , pero que no involucraba hacerla en la casa sino en el momento ("Tomen una hoja y escriban qué opinan sobre..."), iniciaba sus textos con "Bueno," como si se encontrara en medio de una conversación, algo que, creo, hacía con el objetivo de establecer, para sí mismo, claramente las reglas discursivas de lo que realizaría a continuación. No era el más inteligente de mis compañeros.**
**Esto de "Historia curiosa" es un modo de emular el "Interesting story", que cuenta Dave Eggers al inicio de su A.H.W.O.S.G., a saber: "My father once related how he and his friend Les had come up with a way, when stalling for time in a meeting or disposition [...] instead of saying "Um..." or "Uh..." one could say "Now...", a word that accomplishes two things: it serves the same stalling purposes as "Um..." or "Uh..." but instead of being dumbsounding offputting, it creates suspense for what is coming next, whatever that might be...".
Tuesday, July 20, 2010
Convergencia
El cuerpo del Ché Guevara (que, obviamente, también remite a esto), rescate de bombero chino en el derrame de "mil 500 toneladas de petróleo en el mar causado por un escape en dos oleoductos y que ha creado una mancha que ocupa una superficie de casi 100 kilómetros cuadrados cerca de las costas de Dalian", y Lando Calrrisian, inspeccionando el cuerpo congelado en carbonita de Han Solo, en El imperio contraataca.
Monday, July 19, 2010
F. D. S. D. S.
Sábado. Levantarse, correr, escribir, desayunar, bañarse, arreglar la bicicleta prestada, devolverla, regresar a casa en Metrobús, ver televisión. Leer algo de Curso de literatura europea, de Nabokov. No tomar apuntes excepto una nota, mental: no leer a Jane Austen. Volver a considerarlo, unas medias horas más tarde. Comer: sopa, empanizada, arroz, agua de limón, café. Más café. Café con Nabokov. Jane Austen, quizá deba leerla. Pero, ¿seguir leyendo a Nabokov? Televisión. Culpa. Pensar volver a Nabokov y saltarse sus lecciones sobre Austen, Dickens y pasar a su lectura de Madame Bovary, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, Por el camino de Swann, La metamorfosis y Ulises. No volver a Nabokov, seguir con la televisión hasta que dan las horas de dormir. Domingo. Despertar, levantarse, correr, escribir, desayunar (mal), bañarse, leer a Nabokov, decidirse a no leer a Jane Austen a menos que se consiga una vida con más tiempo, cambiar de Nabokov a Heimito von Doderer, Los demonios. Salir de casa, Los demonios en mano. Comprar boleto (1) para el cine. Comer, hamburguesa, cerveza, papas fritas, leer Los demonios. Dejar el restaurante. Ver revistas. Ver libros. Comprar café, leer Los demonios. Entrar al cine. Salir del cine. Regresar a casa. Ver televisión, nada. Culpa. Leer Los demonios. Cenar (mal). Dormir. Lunes.
Friday, July 16, 2010
Thursday, July 15, 2010
Gusanos macabros en el fondo marino
De casualidad, releí "El Gusano", un cuento de Llamadas telefónicas que me hizo recordar esto. Hay un momento en que el narrador, Arturo Belano revela que su abuelo vivió en Santa Teresa, el pueblo maldito de 2666:
"Pronto supe que era del norte o que había vivido mucho tiempo en el norte, que para el caso es lo mismo. Soy de Sonora, dijo. Me pareció curioso, pues mi abuelo también era de allí. Eso interesó al Gusano y quiso saber de qué parte de Sonora. De Santa Teresa, dije. Yo de Villaviciosa, dijo el Gusano."
Pero lo interesante era ver cómo Arturo Belano mira a El Gusano :
"De golpe me encontré sin ganas de librerías, sin ganas de paseos, sin ganas de lecturas, sin ganas de cines matinales (sobre todo sin ganas de cines matinales). La proa de una nube enorme apareció sobre el centro del D.F., mientras por el norte de la ciudad resonaban los primeros truenos. Comprendí que la película de Jacqueline se había interrumpido por la proximidad inminente de la lluvia y me sentí solo. Durante unos segundos no supe qué hacer, hacia dónde ir. Entonces el Gusano me saludó. Supongo que después de tantos días él también se había fijado en mí. Me volví y allí estaba, sentado en el mismo banco de siempre, nítido, absolutamente real con su sombrero de paja y su camisa blanca. Al marcharse los técnicos cinematográficos, comprobé asustado, el escenario había experimentado un cambio sutil pero determinante: era como si el mar se hubiera abierto y pudiera ahora ver el fondo marino. La Alameda vacía era el fondo marino y el Gusano su joya más preciada".
"Pronto supe que era del norte o que había vivido mucho tiempo en el norte, que para el caso es lo mismo. Soy de Sonora, dijo. Me pareció curioso, pues mi abuelo también era de allí. Eso interesó al Gusano y quiso saber de qué parte de Sonora. De Santa Teresa, dije. Yo de Villaviciosa, dijo el Gusano."
Pero lo interesante era ver cómo Arturo Belano mira a El Gusano :
"De golpe me encontré sin ganas de librerías, sin ganas de paseos, sin ganas de lecturas, sin ganas de cines matinales (sobre todo sin ganas de cines matinales). La proa de una nube enorme apareció sobre el centro del D.F., mientras por el norte de la ciudad resonaban los primeros truenos. Comprendí que la película de Jacqueline se había interrumpido por la proximidad inminente de la lluvia y me sentí solo. Durante unos segundos no supe qué hacer, hacia dónde ir. Entonces el Gusano me saludó. Supongo que después de tantos días él también se había fijado en mí. Me volví y allí estaba, sentado en el mismo banco de siempre, nítido, absolutamente real con su sombrero de paja y su camisa blanca. Al marcharse los técnicos cinematográficos, comprobé asustado, el escenario había experimentado un cambio sutil pero determinante: era como si el mar se hubiera abierto y pudiera ahora ver el fondo marino. La Alameda vacía era el fondo marino y el Gusano su joya más preciada".
No tengo el libro a la mano -me hicieron el favor de pasarme el párrafo en cuestión- no sé dónde ande, carajo. Estuve buscando el fragmento en línea. Y di con esto, un texto de ciencia titulado "Macabros gusanos en el fondo del mar", en la revista de ciencia ficción argentina (ahora en línea), Axxon. Más sobre ella, en la columna de Alberto Chimal en el número 72 de La Tempestad.
Tuesday, July 13, 2010
Se me cae el pelo, mientras leo esto
Un fragmento de Levemente ondulado de Roberto Appratto:
Hablo con voz pausada, serena, para decirte/ que te quedes así, sentado, / si es posible, en actitud de cumplir / estrictamente mis palabras: es en presente, es en imperativo, que te digo que te concentres / que te mantengas alejado del alcohol / y de las malas compañías: que estés solo, / profundamente solo, / aún en presencia de los otros, / que no harán sino molestarte / con textos imprecisos, torpes, mal puntuados, / la impresión indirecta y borrosa de sus almas;
[...]
Deja que tu pasado, / a menudo abrumado por el dolor, / por la incertidumbre, / por la entrega absoluta a causas imposibles / por la lenta pero implacabale corrosión de tu orgullo / se evapore...
Hablo con voz pausada, serena, para decirte/ que te quedes así, sentado, / si es posible, en actitud de cumplir / estrictamente mis palabras: es en presente, es en imperativo, que te digo que te concentres / que te mantengas alejado del alcohol / y de las malas compañías: que estés solo, / profundamente solo, / aún en presencia de los otros, / que no harán sino molestarte / con textos imprecisos, torpes, mal puntuados, / la impresión indirecta y borrosa de sus almas;
[...]
Deja que tu pasado, / a menudo abrumado por el dolor, / por la incertidumbre, / por la entrega absoluta a causas imposibles / por la lenta pero implacabale corrosión de tu orgullo / se evapore...
Saturday, July 10, 2010
¡Aventuras a la hora de la comida!
-Mira, Blue Demon.
Blue Demon estaba sentado a la cabecera de una mesa, platicando. Parecía encontrarse en una posición incómoda (¿o es que todos los hombres corpulentos siempre parecen estar incómodos?). Nosotros íbamos, también, a comer.
-¿Sí sería Blue Demon?, se preguntó unos cuantos metros más adelante.
-Llevaba la máscara de Blue Demon.
-Pues sí, pero...
Etcétera.
-¿Sí sería Blue Demon?, se preguntó unos cuantos metros más adelante.
-Llevaba la máscara de Blue Demon.
-Pues sí, pero...
Etcétera.
Thursday, July 08, 2010
Leo a Donald Barthelme
De "Daumier", del apartado Two whiskeys with a friend, transcribo:
"I myself," said Gibbon, "am slightly underdone in the personal worthlessness line. It was Papa's fault. He used no irony. The communications mix offered by the parent to the child is as you know twelve percent huggles and endearments. That is standard. Now, to avoid boring himself or herself to death during this monition the parent enlivens the discourse with wit, usually irony of the cheaper sort. The irony ambigufies the message, but more importantly establishes in the child the sense of personal lack-of-worth".
Creo que es suficiente, de este texto. Iba a transcribir más pero recordé esto otro, de "Kierkegaard Unfair to Schlegel", donde la ironía se enlaza también con el aburrimiento:
Q: You are an ironist.
A: It's useful.
Q: How is it useful?
A: Well, let me tell you a story. Several years ago I was living in a rented house in Colorado. The house was what is called a rancher -three or four bedrooms, knotty pine or some such on the inside, cedar shakes or something like that on the outside. It was owned by a ski instructor who lived there with his family in the winter. It had what seemed to be hundreds of closets and we immediately discovered that these closets were filled to overflowing with all kinds of play equipment. Never in my life had I seen so much play equipment gathered together in one place outside, say, Abercrombie's. There were bows and arrows and shuffleboard and croquet sets, putting greens and trampolines and things that you strapped to your feet and jumped up and down on, table tennis and jai alai and poker chips and home roulette wheels, chess and checkers and Chinese checkers and balls of all kinds, hoops and nets and wickets, badminton and books and a thousand board games, and a dingus with cymbals on top that you banged on the floor to keep time to the piano. The merest drawer on the bedside table was choked with maked cards and Monopoly money.
Now, suppose I had been of an ironical turn of mind and wanted to make a joke about all this, some sort of joke that would convey that I had noticed the striking degree of boredom implied by the presence of all this impedimenta and one which would also serve to comment upon the particular way of struggling with boredom that these people had chosen [...]".
El texto sigue, claro, pero, también, creo que hasta aquí es suficiente. Lo recomiendo mucho, sin embargo. Aún sigo pensando en la razón que revela el ironista de este texto para atacar el sentido de la ironía de Kierkegaard y la preocupación de Kierkegaard por el modo en que la ironía destruye sin construir (por decirlo de algun modo); y el sentido de su ataque, es, sencillamente (y es más sencillo que, digamos, provocar), poder lidiar con la desaprobación de Kierkegaard.
Es muy agradable encontrar textos literarios que plantean preguntas sobre la ironía sin atacarla directamente. Exponiendo, nada más. Ni eso, digamos. Lo mismo sentí leyendo algunos pasajes de La montaña mágica.
Q: You are an ironist.
A: It's useful.
Q: How is it useful?
A: Well, let me tell you a story. Several years ago I was living in a rented house in Colorado. The house was what is called a rancher -three or four bedrooms, knotty pine or some such on the inside, cedar shakes or something like that on the outside. It was owned by a ski instructor who lived there with his family in the winter. It had what seemed to be hundreds of closets and we immediately discovered that these closets were filled to overflowing with all kinds of play equipment. Never in my life had I seen so much play equipment gathered together in one place outside, say, Abercrombie's. There were bows and arrows and shuffleboard and croquet sets, putting greens and trampolines and things that you strapped to your feet and jumped up and down on, table tennis and jai alai and poker chips and home roulette wheels, chess and checkers and Chinese checkers and balls of all kinds, hoops and nets and wickets, badminton and books and a thousand board games, and a dingus with cymbals on top that you banged on the floor to keep time to the piano. The merest drawer on the bedside table was choked with maked cards and Monopoly money.
Now, suppose I had been of an ironical turn of mind and wanted to make a joke about all this, some sort of joke that would convey that I had noticed the striking degree of boredom implied by the presence of all this impedimenta and one which would also serve to comment upon the particular way of struggling with boredom that these people had chosen [...]".
El texto sigue, claro, pero, también, creo que hasta aquí es suficiente. Lo recomiendo mucho, sin embargo. Aún sigo pensando en la razón que revela el ironista de este texto para atacar el sentido de la ironía de Kierkegaard y la preocupación de Kierkegaard por el modo en que la ironía destruye sin construir (por decirlo de algun modo); y el sentido de su ataque, es, sencillamente (y es más sencillo que, digamos, provocar), poder lidiar con la desaprobación de Kierkegaard.
Es muy agradable encontrar textos literarios que plantean preguntas sobre la ironía sin atacarla directamente. Exponiendo, nada más. Ni eso, digamos. Lo mismo sentí leyendo algunos pasajes de La montaña mágica.
Sunday, July 04, 2010
...
"We hope you have a very succesful day".
"Welcome to the [...] hotel".
"That's a very good question".
"We should keep in touch".
"Thank you for your stay".
"Are you business class?"
"Checking in?"
"Checking out?"
"Do you have a Gold Member card?"
"Fragments are the only forms I trust", D. B. en Views of my Father Weeping.
"Welcome to the [...] hotel".
"That's a very good question".
"We should keep in touch".
"Thank you for your stay".
"Are you business class?"
"Checking in?"
"Checking out?"
"Do you have a Gold Member card?"
"Fragments are the only forms I trust", D. B. en Views of my Father Weeping.
De algún modo me hubiera gustado ofrecerles una imagen de las muchas que pude haber capturado de los varios campamentos improvisados que se han formado espontáneamente en distintas salas del aeropuerto internacional en el que me encuentro. Son diez minutos después de las 4.a.m. y es comprensible que el aeropuerto se encuentre sembrado de almas exhaustas, periódicos sobre los rostros, posiciones fetales, calcetines, creo. Pero me sorprendí a mí mismo confiándome que registrar el cansancio de los demás tiene algo de perverso.
¿Nada más siniestro que un hotel frente a un aeropuerto iluminado a todas horas, música electrónica de ritmo animoso transmitida en los pasillos, un camarero recorriendo pisos con un atril portátil a las tres de la mañana, canales bloqueados, canales de noticias, canales internacionales en el televisor, una regadera incómoda?
¿Nada más siniestro que un hotel frente a un aeropuerto iluminado a todas horas, música electrónica de ritmo animoso transmitida en los pasillos, un camarero recorriendo pisos con un atril portátil a las tres de la mañana, canales bloqueados, canales de noticias, canales internacionales en el televisor, una regadera incómoda?
Friday, July 02, 2010
Lobby
El esloveno lleva tres maletas y una PC, ahora mismo la guarda pues esperamos irnos pronto. El norteamericano lleva una mochila, un mohawk discreto y una Mac, algunas de sus esquinas cubiertas con cinta de aislar. Cuando lee, lee en voz alta, apenas un murmullo, me di cuenta ayer en el camión. El español lleva corbata y camisa de manga corta, escribe sobre un Ipad. La estrella de televisión eslovena, una mujer con un ligero aire veterano pero aún bella, escribe sobre la máquina que el hotel proporciona a los clientes. La chica tailandesa espera sin decir nada, observando. La puerta giratoria del hotel gira sin que nadie pase por ella. Esperamos al resto.
...
Viajar para que a uno le cuenten que en una de las columnas del templo de Poseidón, Byron, como muchos otros viajeros románticos, talló su nombre. Viajar para que a uno le cuenten que realmente no puede ver eso porque desde hace años ya no se puede acercar, el visitante, a las columnas, por razones de seguridad. Intentar, entonces, ver la firma. El sol en la cara, haciendo bizcos. Verla, entonces, a través del zoom de la cámara de alguien más. Buscarla, entonces, en Internet. Preguntarse, ¿salir de casa para esto? Salir de casa. Pensar en el retrasamiento romántico. Escribir sobre el retrasamiento romántico. Retrasarse para el vuelo.
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