En la planta baja del edificio en el que se encuentra el hotel hay un pequeño restorán japonés del cual suben olores y ruidos de cocina que se me antojan muy acogedores. Debo subir una escalera de la calle para llegar a la "recepción" (un escritorio con un señor amarillento que lleva en una libreta un registro de las personas que entran, salen y qué habitación ocupan), así que cada que entro y salgo del hotel, paso por el restorán. Siempre imagino que la persona que está parada afuera (un japonés canoso que habla un buen inglés y un buen francés y seguramente masca el español), me va a invitar a pasar. Tal vez cene ahí esta navidad.
Friday, December 23, 2005
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1 comment:
y seguramente luego vivirías en la buahrdilla de Marguerite Duras...
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