Sunday, July 23, 2006

La supremacía del labrador


Desde tiempos inmemoriales se ha disputado una cruenta batalla que ha costado vidas e infraestructura de varios países (la mayoría olvidados). La pelea y los horrores de la guerra han hecho incluso que se haya olvidado por qué se pelea: para definir, de una vez por todas, cuál es el perro más bellos, si el labrador o el cocker spaniel inglés.
Arriba, Leonard Woolf con Pinka, el cocker spaniel inglés que inspiraría una de dos biografías escritas por Virginia Woolf, a saber, Flush. (Virginia se alegró mucho al principio, cuando le regalaron el perro, pero pronto su alma sensible advirtió los peligros de estar cerca de un cocker spaniel inglés y se lo relegó a su marido a quien, evidentemente, no quería demasiado). Debo decir que yo soy partidiario de aquellos que afirman y luchan el derecho a afirmar que el cocker spaniel inglés, ante el labrador, es más bien poca cosa. Debo decir, también, sobre los peligros de tener un cocker spaniel inglés. Los cocker spaniel inglés disfrutan mucho de retozar sobre la mierda de otros animales. También: una de sus más distinguidas dueñas, Virginia Woolf, se suicidó en un río. Creo que eso dice bastante.
Los labradores son perros. Perros de verdad. Perros que corren con la lengua de fuera y lo hacen con velocidad. Perros que merecen que se les componga una canción y que aparezcan en fanzines o que protagonicen novelas como Timbuctú o cuentos, buenos cuentos, como el que escribió Dave Eggers, quien aparece aquí abajo.


7 comments:

Anonymous said...

una caricatura de sivlerstein comienza por una mujer rebanándose los senos, "do you still love me?" yes se ve un globo de otro personaje fuera de cuadro que presumiblemente es un hombre, después la mujer se cose los labbia maiora con hilo y aguja y le pregunta "do you still love me?" y se ve decir al hombre fuera de cuadro "yes", después la mujer con un cuchillo se corta la cabeza y le pregunta "do you still love me?" "no" dice el hombre, "i knew it".

Adriana Degetau said...

hay Memo... no has entendido nada. A ver, entonces dime por qué Refu sigue los pasos de Bruno?

Guillermo Núñez said...

¡para cuidarlo en su senectud!

Adriana Degetau said...

el coquer spaniel es mejor que el labrador. punto. fin de la guerra. ya está definido.
los labradores no tienen cabeza de foca, y dicho sea de paso, les encanta cagarse en la cajuela del coche, si no es que aventar su propia mierda en el parabrisas de su propio dueño.

Enrique G de la G said...

Uno de los grandes placeres de esta vida que se debe uno regalar muy de vez en cuando para no gastar esa moneda espléndida es correr junto a un lago, la playa, atravesar un bosque o una pradera acompañado por un labrador, y si el recorrido se hace en invierno, con las campiñas blancas y los lagunajos congelados, sentarse después frente a la chimenea mientras el labrador, quieto, desperezado pero con un hilo de frío que aún le sale de las narices te contempla como preguntándose por qué diablos había que salir al friazo si adentro se está tan a gusto, sin que el pobre se dé cuenta de que sólo tras haberse trotado unos cinco, ocho kilómetros se disfruta verdaderamente ese estar allí simplemente frente al fuego. Un c.spaniel se habría estrellado contra el cristal de la puerta antes de salir.

Mariana said...

sí, los labradores se hacen en todos lados. recuerdas cuando refu se hizo en el asiento trasero? jajaja.
pero son hermosos. los amo. extraño a kafka, mi pobre labrador chocolate a quien tuve que regalar por falta de espacio (y porque se hacía en todos lados). bua.

Guillermo Núñez said...

Estoy de acuerdo con Enrique. Y también: Hace mucho que Refu ya no se caga en mi auto.