Se sienta a esperar en un Sanborns. Espera a su amiga. A su derecha, una mesa en la que muchas adolescentes, feas pero bien arregladas, escuchan lo que una mujer demasiado vieja para lo que está usando, les habla con expresiones juveniles. Parece que las está animando. Guillermo piensa, primero, en concursos de belleza y en un video viral que vio hace poco de una concursante a quien le preguntaron por qué la mayoría de los norteamericanos eran incapaces de localizar Estados Unidos en un mapa, pero esto, que comienza por ser un pensammiento irónico, se oscurece un momento después, cuando piensa en el Clan Trevi-Andrade. Esto es lo que ocurre en la cabeza de Guillermo, quien cada vez se siente más adolescente, sentado ahí, mientras espera, bebiendo su café, escribiendo en su Moleskine notas sobre el libro sobre Nietzsche -¡sí, Nietzsche!- que está leyendo o fingiendo leer. En seguida: un esforzado metrosexual entra al Sanborns para mostrarles a las adolescentes feas pero bien arregladas el uniforme que usarán al día siguiente. Se los enseña con entusiasmo. Pero la polo roja en la que se lee Frey no parece levantar el entusiasmo de ninguna de las, ahora entiende, edecanes. Detrás de Guillermo un anciano lee su periódico pero Guillermo sabe que el anciano ha dejado de ponerle atención al periódico pues escucha que la mesera le contesta su pregunta con un tonito chilango: "Han de ser modelos".
Y no, por supuesto que no son modelos, piensa Guillermo, quien ya no puede creer que sea el año 2007, tan después de los noventas, y aún esté sentado en un estúpido Sanborns, leyendo un estúpido libro sobre un filósofo serie B, mientras la luz del sol entra a gritos por la ventana, como si fuera la última escena de Y tu mamá también --por supuesto, a unas butacas de donde Guillermo espera a su amiga un niño observa con atención, sin perder detalle, como sus amigas, quienes son, también, unas niñas y quienes son, por supuesto (estamos en la Zona Rosa) lesbianas teens, se besan y no pueden dejar de besarse, para beneficio de los sueños nocturnos del niño que no pierde detalle y del adolescente tardío que los ve, también, mientras espera a su amiga quien llega demasiado tarde para ver cómo cuando el anciano se levanta de la butaca detrás de Guillermo, Guillermo le sonríe pues el anciano lo ve a los ojos pero no le sonríe demasiado tiempo así que el anciano sólo se desconcierta y se aleja con cara de que debería venir más temprano a este Sanborns si no quiere ver más espectáculos como este.
1 comment:
Uy, me recordaste una escena: cuando estaba en prepa, una noche antes del examen de Ciencias de la Salud -que estúpido nombre- reparé en que no sabía nada. Intenté estudiar con un amigo. Conversamos, chateamos, cenamos, pero no estudiamos. A medianoche me volví a casa con un termo repleto de café y un red bull encima. No había luz. Se me ocurrió ir a Sanborn's. Cerrado. Terminé en un triste VIP'S. Durante la madrugada es mucho más creepy de lo que cuentas. Vi de todo. Ni siquiera quiero recordarlo.
Pasé el examen.
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