Saturday, September 22, 2007

Quisiera ser un microbito


El hecho de mi nacimiento no es ni siquiera un átomo menos cierto que la veracidad de estas memorias, y si el estudiante inteligente que profundice en estas líneas se pregunta cómo sucedió que en el transcurso de mi paso por la vida --o tal vez debería decir mi brinco por ella-- estuve dotado de inteligencia, de dotes de observación y poderes retentivos de memoria que me permitieron conservar el recuerdo de hechos y descubrimientos que relato, únicamente podré contestarle que hay inteligencias insospechadas por el vulgo.

Conseguí Memorias de una pulga en una edición mexicana de 1970, editorial Lagusa. Tusquets, en cambio, tradujo el libro para titularlo Autobiografía de una pulga. Esta edición, de Tusquets, no la encuentro.
Esto me está causando problemas: Descubrí, anoche en la red, después de escribir la actualización anterior, que se trata de un libro de literatura erótica (es la historia de una pulga que habita en el cabello de una señorita quien, obviamente, vive su juventud y su carne con intensidad, con frescura y alegría) pero no es esto lo que me causa problemas: compré un solo libro que contiene dos tomos. Pero, ay, la red me informa que en realidad son cuatro tomos, cosa que no había en la librería donde la compré. Una vez más, caí en los brazos, engañadores, de Librerías Gandhi. [Por cierto... un amigo me acompañó y aunque no compraría libros pues había comprado, no hace mucho, ya demasiados, preguntó por El mundo como voluntad y representación en la edición del FCE, sólo encontró el segundo tomo, preguntó por el primero, pero, ay, libreros de Gandhi, le informaron: "No joven, sólo manejamos el segundo tomo en este momento". Al final mi amigo compró el nuevo número de Cuaderno salmón y un cancionero popular editado por CONACULTA en el que, descubrimos, hay una vieja canción, popular y mexicana, que lleva el título de un disco de Fobia: Amor chiquito.]
¡Amigos! Es sábado y es de noche, en unos momentos saldré a la calle. Me duelen los ojos de ver tanto la televisión y estoy listo para lo que pueda entregarme la ciudad, aunque me decepcione, ¿saben qué haré?, aunque me decepcione pondré cara de que lo acepto todo con gratitud, me esforzaré por sonreír y abriré los brazos y gritaré Graarh!, como Michael McClure, ¡Ah--aquí está mi amor de carne!, gritaré. Y al regresar de la calle, aunque sea de madrugada, entraré corriendo a mi casa y encenderé todas las putas luces y quizá suba al tejado para absorber la negrura de la madrugada, la juventud que se aleja, el sonido de los aviones que pasan, la insignificancia de mi voz.

2 comments:

Anonymous said...

creo que saliste de la norma en cuanto a lo ultimo, pero si pueden ser memorias de algun modo

Juan Manuel Escamilla said...

El sábado fui a Gandhi. En la noche. Busqué El idiota de Dowtoiewski. Sólo tenían el segundo tomo. Busqué a Los novios, de Alessandro Manzoni: sólo estaba como audiolibro. Tampoco tenían ahí The club of queer trades. Ni el Proust Questionnaire. Salí, decepcionado, a la calle. Subí a mi carro y manejé, cansado, a una reunión con gente. No disimulé que no estaba de mood. Pedí una cama y me fui a dormir.