***
-Estoy aburrido.
-Hay cerveza en el refrigerador.
Más tarde:
-Pero, ¿tú no tienes hambre? ¿Por qué si estás gordo?
-...
-...
-Ya andas pedo, ¿verdad?
-No, ya no estoy tomando. Me aburrí. Hasta eso me aburrió.
-Ah, beberé más.
-...
-Qué cosas tan pequeñas, ¿verdad? En la vida.
Más tarde escucho el distintivo jingle de una conocida comedia de situación que proviene de la habitación contigua. Los dos nos reímos. De un momento a otro, de mejorar la situación, nuestro vecino extravagante pero de buen corazón, llámese Pocholo o Kramer, entrará a nuestro departamento para ver qué estamos haciendo, metiéndonos en un jocoso problema.
Pero no. La situación no mejora. Sólo avanza y uno lo soporta, los músculos entumeciéndose.
Pero no. La situación no mejora. Sólo avanza y uno lo soporta, los músculos entumeciéndose.
2 comments:
Okey, pero: ¿qué tan malo? Porque alguien podría decir que Diario de un mal año es un mal libro para los estándares de Coetzee, pero fuera, a decir de lo mucho que hay en lo que a libros se refiere, quizá no lo es tanto.
O mejor: podría haber escalas de mérito, ya sea entre los libros de un mismo autor, o entre los libros de autores de un mismo género, o cualquier arbitraria categoría.
Aunque quizá, sí, la vida es demasiado corta para invertir tanto tiempo en algo que no nos gusta. En fin...
¡Saludos!
Deja que nos guste o no, creo que hay cosas que nos pueden gustar y ser malas. Cuando lo leí, recuerdo, me gustó, como me gustó ver Red, el otro día; pero ya ni me acuerdo de qué trata el libro. ¿Qué tan malo es esto? Es muy malo, creo, que haya cosas que nos gusten -como opinar- pero que sean malas. Ah, el placer. Tanta preocupación por tan pequeña cosa.
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