Thursday, July 09, 2009

Helados del futuro



Una curiosa sensación al leer A Supposedly Fun Thing I'll Never Do Again, las ganas simultáneas de no soltar el libro y la del sutil pesar por no estar leyendo la antología de ensayo mexicano que publicó el FCE que compré hace años pero que no he abierto -excepto ayer, por accidente (leí Obra maestra de López Velarde y podría ir y releer y transcribir algunos párrafos aquí para esa bonita sección que imagino tengo que me gusta llamar Domingos de Soltero donde expongo, ah, mis angustias emocionales de los fines de semana -encerrado como tigre, haciendo ochos en mi habitación- pero no lo hago). Por supuesto, no suelto el libro y pronto el siguiente párrafo me arroja no sólo a uno de esos estados planos del centro de Estados Unidos -tres años después de que Foster Wallace, en 1993, escribiera su texto yo llegaría a uno de esos estados para ser testigo de los maizales altos como hombres y los vientos perennes que corren por sus eternos valles- sino a un recuerdo reciente de una ex novia emocionadísima por los Dippin Dots que vendían en un centro comercial. Encuentro el pasaje conmovedor, Foster Wallace en una feria de Illinois visita los puestos de comida:

"One food venue we fight across the current to check out special is a huge high-tech neonated stand: DIPPIN DOTS -"Ice Cream Of The Future". The countergirl sits on a tall stool shrouded in dry-ice steam and is at most thirteen years old, and my Press Credentials for the first time make someone's eyes widen, and we get free samples, little cups of what seem to be tiny little ice-cream pellets, fluorescent BB's that are kept, the countergirl swears to God, at 55º below 0 -Oh God she doesn't know whether it's 0ºC or 0ºF; that wasn't in the DIPPIN DOTS training video. The pellets melt in your mouth, after a fashion. More like evaporate in your mouth. The taste is vivid, but the Dots' texture's weird, abstract. Futuristic. The stuff's intriguing but just too Jetsonian to really catch on. The countergirl spells her last name for us and wants to say Hey to someone named Jody in return for the samples".

Nunca probé los mentados Dippin Dots -aquella ex novia insistía, recuerdo, en que eran "el helado del futuro"; lo hacía con una ceja arqueada y me hacía reír. Es extraño, no fue hasta leer ese pasaje que pensé en aquella tarde. Y es extraño también pero encuentro este libro como uno de los más conmovedores que he leído en mucho tiempo. Sin duda tiene que ver que cada que leo cosas como la que sigue (escritas, por lo demás, con humor), pienso en el destino elegido por Wallace: "My particular neurological makeup (extremely sensitive: carsick, airsick, heightsick; my sister likes to say I'm 'lifesick') makes even just watching this an act of enourmous personal courage" (Se refiera a subirse a una montaña rusa). Pero también tiene que ver con que Wallace era un escritor capaz de ofrecer una vista sobre el mundo que hacía verlo de modo distinto, de tal modo que nos importara. Yo quiero eso, saber hacer eso, escribir sobre el vaso de la Copa Mundial de 2006 que mi padre compró entusiasmado y que ahora uso para beber agua de modo que ustedes sepan por qué me importa ese vaso. Escribir sobre nuestras descomunales pequeñeces.
Por cierto, leo lo siguiente, en otro de sus textos, donde hace un matiz sobre un término que está utilizando: "And so if a term like 'conditioning' still seems hyperbolic or histerical to you, I'll ask you to consider for a moment the exemplary issue of prettiness". Y, el matiz con el que sigue aparte, me hace pensar en el término con el que englobó James Wood a la generación a la que perteneció Wallace, "Realismo histérico". Hace no mucho escribieron, de modo mucho más elocuente de lo que lo haré yo, sobre esto acá. Y me pregunto si las concesiones que se hace Wood para hablar sobre "histérico" son las mismas que utilizó Wallace en E Unibus Pluram -un ensayo que cada vez más encuentro como un eje en su obra. En la edición que tengo de esta colección de ensayos, por cierto, se recoge esta alabanza sobre Foster Wallace por Wood: "A marvelous book... Sparkling reportage... If one wants to see the zeitgeist auto-grapplin, in all its necesarry confusions, one must read every essay in this book". Y es extraño, para mí, leer esto, pues después de leer de oídas (por ejemplo, en textos como el que Pablo Duarte escribió acá) mucho sobre el asunto Wood-Zadie Smith, entiendo, por detalles como estos, que en realidad los matices en la discusión son tantos y tan finos que sería difícil considerar a Wood un enemigo, digamos, de la generación de Foster Wallace (curiosamente, el texto al que vinculé de Pablo da cabida para esos matices, pero no son apuntados; sí queda claro, por lo demás, que la discusión es algo que se agradece).
En fin, sigo leyendo.

1 comment:

David Miklos said...

Qué curioso. Una ex novia mía moría de risa cuando pasábamos junto a Dippin' Dots y yo pronunciaba, exageradamente y a la británica, Dippin' DOTS. Sólo eso. Dippin' DOTS. Get it?