Monday, October 31, 2005

Immanuel Kant

Hace unos años Adriana le pidió a Guillermo que le explicara unos pasajes de la Crítica de la razón práctica de Kant. Probablemente fue de la Crítica de la razón pura, no lo recuerdo, en todo caso fue de alguna de las dos. Lo que sí recuerdo es que para sorpresa de ambos, cuando se sentaron en las butacas del Vips para platicar el asunto, no había mucho que explicar en parte porque Adriana sabía muy bien lo que quería decir Kant, en parte porque Guillermo no sabía muy bien explicar lo que quería decir Kant, pero sobretodo porque Kant, además de ser impresionantemente árido y aburrido (o tal vez precisamente por eso), era muy claro.

En la misma hoja donde elaboraron unos diagramas para distinguir los juicios sintácticos y los juicios estéticos de los otros, de los que no me acuerdo, hicieron un dibujito de un vampiro sonriente.

Años más tarde Adriana y Guillermo se encuentran frente a frente, borrachos, o ligeramente borrachos, o actuando como si estuvieran borrachos, en todo caso ella menos borracha que él pues él no puede retener demasiado alcohol. Y están platicando. Y escuchando música. Y lo hacen en compañía de amigos que no son tan amigos como lo son ellos. En algún momento dado, platican sobre Kant, pero no en un sentido pedagógico ni especulativo, sino despectivo porque, vamos, Kant es de hueva.

Por alguna extraña razón, la gente cree que cuando un escritor se vuelve exitoso, entra al Olimpo literario y sale a pasear con sus amigos escritores, a pasarla bien, de una manera en la que nadie más podría hacerlo; la misma extraña razón que le hace creer a algunos que Julia Roberts es íntima de Nicole Kidman o de Cameron Díaz; que Mel Gibson le habla a cada rato a John Travolta, y que, de vez en cuando, se pican el ombligo. ¿Por qué Kant es tan prestigioso? ¿Por qué está ahí, en el imaginario colectivo? ¿Cuántos amigos tendría Kant? ¿Le pesaría su soledad? Me cuesta trabajo creer que estuviera por encima de ella.

Hace poco un alumno de la preparatoria me saludó, lo saludé y vi que llevaba una sudadera con el símbolo de Le Mans Academy, en la que cursé el segundo año de secundaria, hace unos nueve años. Emocionado, como si fuéramos parte de un mismo club, le dije: “¡Fuiste a Le Mans!”. Y él: “¡Sí!”. Y yo: “¡Yo también!”. Y él: “¡Qué bien!”. Y luego: “Pues qué bien”. Y también: “Sí, qué bien”. Y esto otro: “Con el Brother Shaun y todos ellos”. “Sí, sí.” “¿Quiénes fueron tus preceptores?”. “Pues había uno gordo, de barba…” “¡Claro! ¡Que tenía una serpiente en su cuarto! ¡Mr. Tharp!” Y él: “¡Sí, él! ¡Y Mr. Torrijas!”. Después nos callamos y nos observamos con detenimiento, pues sabíamos que no era la gran cosa. Aún más, sabíamos que era una cosa terrible. No deberían existir lugares en la tierra como Le Mans, pues nos joden un buen rato haciéndonos creer que la ética kantiana es una buena cosa.

Se trata de uno de mis mejores alumnos. Me da gusto ver, en clases, que tiene buenos amigos.

3 comments:

lafiebredelmono said...

añoranza:
durante el congreso de los jóvenes mantuve una agria discusión con regina (si esa) y olga. Yo insistia que se llamaba Immanuel y ellas que se llamaba emanuel.
acabaron por entender. (despues de ver la enciclopedia.)

Anonymous said...

Uno de mis mejores años fue en Le Mans Academy, guardo muchas experiencias agradables que me hicieron madurar. Seguramente tambien es una parte importante en tu formacion y en lo que eres ahora.

Sanchez said...

No sé si en tus clases te dedicas a hablar de Kant, pero te aconsejo que no lo hagas por el bien de tus alumnos. Te aconsejo que leas las cosas de que hablas. Kant es sus textos. Y en los 30 volúmenes de sus textos no aparecerá nunca la expresión "juicio sintáctico", que tu empleas tan alegremente, sino juicio sintético, cuyo significado no conoces. De hecho, los juicios sintácticos, como tú dices, no se oponen a los juicios estéticos, pues éstos son un tipo de juicios sintácticos, que diga sintéticos. Si no sabes cómo se dice juicio "sintético" ni sabes lo que significa, ¿de qué estás hablando en tu blog sino de nada en absoluto? Por otro lado, las lecturas que mencionas en otras entradas, como "La vida sexual de Kant", no cumplen el rigor científico que se le exige a un estudio biográfico y, por lo demás, se nutren de un morbo destinado a vender basura editorial. En las 1700 páginas de sus lecciones de antropología, la palabra sexo sólo aparece en una ocasión. Finalmente, tus alusiones al carácter de Kant en tu blog se reducen a los tópicos que el romanticismo se encargó de extender con bastante poco fundamento. Muchas de estas ideas han sido claramente refutadas por la biografía más actual, que puedes leer en español, en inglés y en alemán, M. Kühn: Kant, una biografía, 2001". Un saludo y suerte.